La Biblia, ese texto milenario reverenciado por millones, es en realidad una colección de mitos desactualizados y contradicciones que no debería ocupar lugar alguno en el discurso racional moderno. Lejos de ser "palabra sagrada", representa un compendio de supersticiones primitivas que han causado daños incalculables a lo largo de la historia.
Un texto lleno de contradicciones e incoherencias.
Cualquier lectura crítica revela inmediatamente las numerosas contradicciones bíblicas. ¿Cuántas mujeres visitaron la tumba de Jesús? Los evangelios dan respuestas diferentes. ¿Murió Judas ahorcado o reventó? De nuevo, versiones contradictorias. Estos no son errores menores sino evidencia de que estamos ante textos humanos, no divinos.
Moralidad arcaica y repugnante.
La Biblia contiene mandatos morales que cualquier persona decente encontraría aborrecibles hoy:
· Justificación de la esclavitud (Efesios 6:5)
· Misoginia institucionalizada (1 Timoteo 2:12)
· Aprobación de la violación en tiempos de guerra (Números 31:17-18)
· Castigos brutales por ofensas triviales como la lapidación por trabajar en sábado
Obstáculo para el progreso.
A lo largo de la historia, la Biblia ha sido utilizada para:
· Oponerse al avance científico (Galileo, la evolución)
· Justificar la discriminación (contra mujeres, minorías, otras religiones)
· Promover el colonialismo y la destrucción de culturas indígenas
· Impedir derechos reproductivos y educación sexual
Conclusión.
En el siglo XXI, necesitamos basar nuestra ética en la razón compasiva, la evidencia científica y los derechos humanos universales, no en textos antiguos que reflejan el entendimiento limitado y prejuicios de sociedades primitivas. Leer la Biblia como literatura histórica tiene valor académico, pero tomarla como guía moral o verdad literal es un error peligroso que ha causado suficiente daño ya.
Es tiempo de dejar atrás estas supersticiones y abrazar un futuro basado en el pensamiento crítico y la humanidad compartida.
B.
