En realidad, las relaciones entre Israel e Irán fueron bastante cordiales hasta que en 1979 la Revolución Islámica de los ayatolás conquistó el poder en Teherán.
De hecho, aunque Irán se opuso al plan para la partición de
Palestina que desembocó en la creación del Estado de Israel en 1948, fue el
segundo país islámico en reconocerlo, solo después de Egipto.
Entonces, Irán era una monarquía en la que reinaban los shas
de la dinastía Pahlaví y uno de los principales aliados de Estados Unidos en
Medio Oriente. Por ello, el fundador de Israel y su primer jefe de gobierno,
David Ben-Gurion, buscó y consiguió la amistad iraní como forma de
contrarrestar el rechazo al nuevo Estado judío de sus vecinos árabes.
Pero en 1979 la Revolución de Ruhollah Jomeini derrocó al
sha e impuso una república islámica que se presentaba como la defensora de los
oprimidos y tenía en el rechazo al “imperialismo” de Estados Unidos y a su aliado
Israel una de sus principales señas de identidad.
El nuevo régimen de los ayatolás rompió relaciones con
Israel, dejó de reconocer la validez del pasaporte de sus ciudadanos y se
apoderó de la embajada israelí en Teherán para cedérsela a la Organización para
la Liberación de Palestina (OLP), que entonces lideraba la lucha por un Estado
palestino contra el gobierno israelí.
Alí Vaez, director del Programa para Irán del centro de
análisis International Crisis Group, le dijo a BBC Mundo que “la animadversión
hacia Israel fue un pilar del nuevo régimen iraní debido a que muchos de sus
líderes se habían entrenado y participado en acciones de guerrilla con los
palestinos en lugares como Líbano y tenían una gran simpatía por ellos”.
Pero además, cree Vaez, “el nuevo Irán quería proyectarse
como una potencia panislámica y enarboló la causa palestina frente a Israel que
los países musulmanes árabes habían abandonado”.
Así, Jomeini empezó a reivindicar la causa palestina como
propia y las grandes manifestaciones propalestinas con apoyo oficial se
convirtieron en habituales en Teherán.
Vaez explica que “en Israel la hostilidad hacia Irán no
empezó hasta más tarde, en la década de 1990, porque antes se percibía como una
mayor amenaza regional que el Irak de Sadam Hussein”.
Tanto es así, que el gobierno israelí fue uno de los
mediadores que hizo posible el llamado Irán-Contra, el programa encubierto por
el que Estados Unidos desvió armamento hacia Irán para que lo empleara en la
guerra que entre 1980 y 1988 libró contra el vecino Irak.
Pero con el tiempo, Israel comenzó a ver en Irán uno de los
principales peligros para su existencia y la rivalidad entre ambos pasó de las
palabras a los hechos.
Una “guerra en la sombra” entre Israel e Irán
Vaez señala que, enfrentado también a Arabia Saudita, la
otra gran potencia regional, y consciente de que Irán es persa y chiita en un
mundo islámico mayoritariamente sunita y árabe, “el régimen iraní se dio cuenta
de su aislamiento y empezó a desarrollar una estrategia encaminada a prevenir
que sus enemigos pudieran algún día atacarle en su propio territorio”.
Así, proliferó una red de organizaciones alineadas con
Teherán que llevaban a cabo acciones armadas favorables a sus intereses. La
libanesa Hezbolá, catalogada como terrorista por Estados Unidos y la Unión
Europea, es la más destacada.
Así, Teherán tejió una red a la que bautizó como “eje de la
resistencia”, que se extendía por Líbano, Gaza, Irak, Yemen y Siria. Ese grupo
de aliados ha sufrido fuertes reveses en el último año y medio con la caída del
gobierno de Bashar al Asad en Siria y con el debilitamiento de Hamás y Hezbolá
en las guerras de Gaza y Líbano.
Y es que Israel no se ha quedado de brazos cruzados y ha
intercambiado con Irán y sus aliados ataques y otras acciones hostiles, muchas
veces en terceros países en los que financia y apoya a los grupos armados que
combaten a los proiraníes.
El pulso entre Irán e Israel ha sido descrito como una
“guerra en la sombra” porque ambos países se han atacado mutuamente sin que en
muchos casos ninguno de los dos gobiernos admitiera oficialmente su
participación.
En 1992, el grupo Yihad Islámica, afín a Irán, voló la
embajada israelí en Buenos Aires, causando 29 muertos. Poco antes, había sido
asesinado el líder de Hezbolá, Abbas al-Musawi, en un atentado ampliamente
atribuido a los servicios de inteligencia de Israel.
Para Israel, siempre ha sido una obsesión truncar el
programa nuclear iraní y evitar que llegue el día en que los ayatolás dispongan
de armas atómicas.
En Israel no creen los mensajes de Irán de que su programa
persigue únicamente fines civiles y se acepta ampliamente que fueron los servicios
de inteligencia israelíes los que, en colaboración con Estados Unidos,
desarrollaron el virus informático Stuxnet, que causó graves daños en las
instalaciones nucleares iraníes en la década de los 2000.
Teherán también ha denunciado a la inteligencia israelí
como responsable de los atentados contra algunos de los principales científicos
a cargo de su programa nuclear.
Israel, junto con sus aliados occidentales, acusaron a Irán
de estar detrás de los ataques con drones y cohetes que sufrió su territorio en
el pasado, así como de haber perpetrado varios ciberataques.
La guerra civil desatada en Siria desde 2011 supuso otro
motivo de enfrentamiento. La inteligencia occidental señala que Irán envió
dinero, armas e instructores para apoyar a las fuerzas del presidente Bashar al
Assad frente a los insurgentes que buscaban derrocarlo, lo que hizo saltar las
alarmas del gobierno de Israel, que creía que la vecina Siria era una de las
principales rutas por las que los iraníes enviaban armamento y equipos a Hezbolá
en Líbano.
Según el portal de inteligencia estadounidense Stratfor, en
diferentes momentos tanto Israel como Irán llevaron a cabo acciones en Siria
encaminadas a disuadir al otro de lanzar un ataque a gran escala.
La “guerra en la sombra” llegó en 2021 al mar. Ese año
Israel acusó a Irán de responsable de los ataques contra buques israelíes en el
golfo de Omán. Irán, por su parte, acusó a Israel de atacar a sus barcos en el
mar Rojo.
El ataque de Hamás a Israel
Después de los ataques del 7 de octubre de 2023 de la
milicia palestina Hamás contra Israel y la ofensiva militar masiva lanzada por
el ejercito israelí en Gaza como respuesta, analistas y gobiernos de todo el
mundo expresaron su preocupación de que el conflicto pudiera provocar una
reacción en cadena en la región, y un enfrentamiento abierto y directo entre
iraníes e israelíes.
Hasta abril de 2024, tanto Irán como Israel habían evitado
elevar sus hostilidades y los combates a gran escala. Eso cambió con el
lanzamiento ese mes de decenas de drones y misiles por parte de Teherán contra
Israel.
Fue la respuesta al ataque israelí contra su sede
diplomática en Damasco, que dejó 13 muertos, entre ellos algunos de los más
destacados altos mandos iraníes, como el general de la Guardia Revolucionaria
Mohammad Reza Zahedi y su adjunto, Hadi Haji-Hajriahimi.
El Ministerio de Exteriores iraní prometió entonces “un
castigo al agresor” y su embajador en Siria, Hossein Akbari, anunció que la
respuesta sería “decisiva”.
Esta se produjo el 13 de abril e Israel respondió con otro
ataque en suelo iraní el 19 de abril.
Tras el lanzamiento de misiles por parte de Irán el 1 de
octubre de 2024 sobre Israel y el ataque de Israel semanas después, la tensión
volvió a ser máxima.
Sin embargo, la ofensiva israelí iniciada este 13 de junio
eleva esta rivalidad a niveles nunca vistos con resultados impredecibles.
Sacado de la bbc