Desarrollado en París y más tarde cultivado en Hollywood
como el estilo de las estrellas, fue durante años el símbolo del glamour.
El punto álgido del Art Decó fue en el periodo entre las
dos guerras mundiales y unió a todas las artes (decorativas, gráficas,
arquitectura, joyería, escultura, pintura, cine…) en un amalgama de difícil
definición que engloba desde gigantescos rascacielos a pequeños objetos,
incluyendo iconos tas reconocibles como el Oscar de Hollywood o el robot de
Metropolis (1927) de Fritz Lang.…
Todo lo tocó, influyendo en la cultura de su tiempo y
guiando la estética en nuevas y revolucionarias direcciones. El diseño
industrial, la tipografía, la publicidad o la moda no serían iguales sin este
movimiento.
Se juntan muchos estilos y movimientos vanguardistas para
crear un estilo de la «edad de la máquina», menos orgánico que el Art Nouveau,
por lo que ahora las líneas son rectas y gusta la simetría.
El Art Decó es monumentalidad tomada del Antiguo Egipto,
ingeniería aerodinámica e iluminación eléctrica tomada del futurismo, las
formas fraccionadas del cubismo, los colores fauvistas, la geometrización de la
Bauhaus…
Este marcado eclecticismo (porque de eso se trata el Art
Decó) es fiel a su época de grandes cambios tecnológicos, políticos y sociales.
Es burgués (casi puramente decorativo) y nos habla del progreso, la elegancia,
lo opulento, lo exagerado, casi como una reacción contra la austeridad forzada
a causa de la Primera Guerra Mundial.
El Art Decó es hedonista: una vía de escape ideal para
fiestas con jazz y cocaína.
Evidentemente entró en decadencia con la II Guerra (si es
que alguna vez no fue un arte decadente), pero aún hoy se hacen cosas de ese
estilo, que nunca dejó de existir desde entonces.
La característica formal más importante del art déco es la
predominancia de los elementos geométricos. Dentro de esto, destacan los
siguientes aspectos:
El empleo de la línea recta como elemento primordial.
Combinaciones de la línea y uso del zig-zag.
Uso frecuente de curvas, espirales y círculos, siempre
subordinados al sentido geométrico y la simetría.
Gusto por las figuras geométricas del hexágono y el
octágono, y ocasionalmente del cubo.
Gusto por la simetría
La geometrización se expresa particularmente en un profundo
interés por la simetría. En ese aspecto, el art déco desafía los patrones y
criterios del art nouveau.
El colorido participa audazmente en los textiles, cerámica
y materiales tales como la baquelita y el plástico en los que se hace la
imitación de jade, ámbar, etc., también en la decoración de interiores y en el
recubrimiento de exteriores.
Gusto por los materiales caros
La pretensión de refinamiento del art déco lo hizo sensible
al gusto por los materiales caros, fueran naturales o industriales.
Materiales naturales: piel de zapa, de tiburón y carey;
maderas traídas de lejanas tierras como ambón, ébano y palisandro.
Materiales industriales: el cromo, la baquelita y el
plástico.
Temas, motivos y modos de representación
Son muchos los motivos y temas del art déco. Sin embargo,
lo que lo hace particular es el modo de tratarlos, ya que ello registra un
cambio cultural importante.
Figura masculina: esta suele ser representada mediante
recursos como titanes, atletas, obreros, etc., los cuales expresan fuerza y
vitalidad.
Figura femenina: al través del uso de líneas estilizadas,
introduce un cambio en el modo de representación de la mujer. El art déco rechaza
la fragilidad e intimidad que el art nouveau daba a la figura femenina para
darle carácter y un cierto sentido de emancipación.
Humanos alados: este motivo aparece con frecuencia en el
contexto de ambientes aéreos en competencia con la conquista del cielo y del
espacio.
Motivos naturalistas estilizados y/o geometrizados: flores,
árboles, frondas, fuentes, palmeras, gacelas, pájaros, nubes y amaneceres.
Máquinas: expresan o simbolizan la nueva era de la
mecanización. Tanto en la pintura como en el arte del cartel son frecuentes el
uso de automóviles, locomotoras, barcos, aviones y aparatos electrodomésticos.
Energía eléctrica: el art déco se fascina ante el fenómeno
de la energía eléctrica, símbolo de la modernización. Con frecuencia hace de
ella un motivo aplicando líneas resquebrajadas enmarcadas en paneles o en
herrería (puertas, ventanas y rejas).
Decoración priva sobre la funcionalidad
Antes que nada, el art déco fue un estilo decorativo. Por
ello, su énfasis no estaba en la funcionalidad de los objetos sino en la
decoración, es decir, en los elementos estéticos.
Refinamiento elegante y sensual
El art déco se caracterizó por ser refinado, elegante y
sensual, en consonancia con el espíritu de la época, que pretendía el avance
hacia la modernización técnica y el progreso económico tras la Gran Depresión.
Parte de su refinamiento provenía de un lenguaje estético culto, que bebía de
las referencias de diferentes estilos estéticos.
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