Un grupo de investigadores italianos ha desarrollado WhoFi, un nuevo sistema de biometría basado en el Wi-Fi. Al no necesitar imágenes, cámaras ni sensores, WhoFi ofrece una respuesta más segura a los desafíos de privacidad y seguridad que plantean otros sistemas de reconocimiento más extendidos, como aquellos basados en la huella dactilar, el rostro o el iris.
El brion se la loncha.
Puede traspasar paredes. Durante las pruebas operativas, WhoFi ha demostrado tener una precisión del 95,5%. Funciona en condiciones que normalmente son complicadas en los sistemas biométricos tradicionales, como entornos mal iluminados o donde existen obstáculos visuales. Incluso, es capaz de reconocer e identificar a la persona a través de las paredes, en una multitud o cuando existen interferencias con otros dispositivos.
Una respuesta a los desafíos de privacidad de la biometría. Cada vez se utiliza más el reconocimiento biométrico como control de acceso a edificios, salas, aplicaciones o herramientas de ciberseguridad. Los sistemas basados en huellas dactilares, rostro, iris o la voz pueden plantear un problema de privacidad. Con esta nueva tecnología lo que se persigue es evitar que se utilicen imágenes o datos sensibles vinculados directamente con las personas, lo que puede representar un grave riesgo en caso de robo o uso indebido de las credenciales. La identificación biométrica con WhoFi es imposible de replicar mediante fotos o huellas duplicadas, ya que se necesita de la interacción física con las ondas de radio del Wi-Fi.
El futuro. En ciertos entornos, especialmente en aquellos en los que es necesario minimizar la visibilidad de las personas que tienen acceso a ellos (por ejemplo, salas donde se manejan datos confidenciales o espacios de investigación), WhoFi se plantea como una solución muy válida.
Sin embargo, si bien responde perfectamente a los dilemas de privacidad que plantean otros sistemas de reconocimiento alternativos, trae al centro del debate un nuevo reto: ¿es ético utilizarlo sin el consentimiento explícito de las personas, incluso si su imagen o su huella no quedan almacenadas? Sus investigadores defienden que, al tratarse de otro dato biométrico más, se debe contar con el consentimiento del usuario, ofrecer transparencia respecto a los datos recopilados y garantizar el anonimato, cumpliendo además con las regulaciones de cada región.
Este sistema de biometría invisible puede convertirse en un estándar futuro para un reconocimiento más privado y seguro. Por ejemplo, podría utilizarse para asegurar el control de acceso a edificios en los que se guarde información confidencial, pero también para otros usos más mundanos, como abrir la puerta de nuestro hogar.
Sacado de xataka