La diabetes es una enfermedad crónica caracterizada por niveles elevados de glucosa en sangre, por fallos en la producción de insulina (o su ausencia) o por una utilización inadecuada de la misma por el organismo. Sus formas más frecuentes son la diabetes tipo 1 (déficit de insulina, suele necesitar tratamiento con insulina) y la diabetes tipo 2 (resistencia a la insulina y/o producción insuficiente). Estas diferencias condicionan el manejo, el riesgo de hipoglucemia y las recomendaciones sobre estilo de vida.
El alcohol actúa sobre el metabolismo de la glucosa y sobre la función hepática. Al metabolizar alcohol, el hígado reduce la liberación de glucosa desde sus reservas (glucógeno), lo que puede provocar hipoglucemia —especialmente en personas que usan insulina o ciertos antidiabéticos— y puede ocurrir horas después de haber bebido. Además, el alcohol puede enmascarar los síntomas de hipoglucemia (confusión, somnolencia), lo que dificulta su reconocimiento.
Efectos del alcohol a corto plazo
Algunos de los efectos más reconocibles del consumo de alcohol a corto plazo son:
Riesgo de hipoglucemia: beber con el estómago vacío o tras dosis de insulina puede bajar peligrosamente la glucemia, y el efecto puede aparecer horas después.
Dificultad para reconocer síntomas: la embriaguez y la hipoglucemia comparten signos (mareo, confusión), por lo que es fácil confundirlos.
Interacciones con medicamentos: algunos fármacos antidiabéticos potencian el riesgo de hipoglucemia al tomar alcohol.
Efectos del alcohol a medio y largo plazo
Descontrol glucémico y resistencia a la insulina: el consumo habitual y elevado puede empeorar el control metabólico.
Aumento de peso: las calorías del alcohol favorecen la ganancia de peso, factor que empeora la diabetes tipo 2.
Riesgo cardiovascular y daño hepático: el abuso alcohólico aumenta riesgos que son especialmente relevantes en personas con diabetes.
¿Existe una cantidad “segura” para el consumo de alcohol en una persona diabética? Recomendaciones prácticas
No existe una regla única para todas las personas diabéticas; la decisión debe individualizarse con el equipo sanitario. Aun así, las guías y fuentes clínicas recomiendan moderación: hasta 1 bebida al día en mujeres y hasta 2 al día en hombres, y siempre con una comida o refrigerio que incluya carbohidratos para reducir el riesgo de hipoglucemia. Antes de beber, comprueba tu glucemia y vuelve a medirla varias horas después o antes de dormir si has tomado alcohol.
Consejos prácticos:
Nunca bebas con el estómago vacío.
Evita cócteles y mezclas azucaradas (sirope, refrescos azucarados, vinos dulces): aportan carbohidratos que disparan la glucemia.
Prefiere bebidas con bajo contenido en azúcares: vino seco, licores destilados mezclados con agua con gas o refrescos sin azúcar, cervezas bajas en carbohidratos.
¿Hay bebidas más perjudiciales que otras?
Sí. Bebidas ricas en azúcares (licores cremosos, vinos de postre, cócteles con jarabes o zumos) aumentan la glucosa rápidamente y aportan muchas calorías. En cambio, licores destilados puros o vinos secos suelen tener menor efecto glucémico si no se mezclan con azúcares. Aun así, el riesgo de hipoglucemia por el efecto hepático del alcohol existe con cualquier tipo de bebida.
Cómo influye la alimentación en la salud y bienestar de las personas con diabetes
Una alimentación equilibrada es clave para el control de la glucosa, la prevención de complicaciones y el mantenimiento de un peso saludable. Cuando se incluya alcohol en la dieta:
Calcula sus calorías dentro de tu plan alimentario; el alcohol no debe “sustituir” una comida.
Cuenta o compensa carbohidratos si vas a beber (según tu pauta de conteo de carbohidratos).
Prioriza alimentos ricos en fibra y proteínas junto con la bebida para disminuir oscilaciones de glucosa.
Si tienes hipertensión o enfermedad cardiovascular, limita aún más el alcohol por su impacto sobre la presión y el riesgo vascular.
Qué hacer antes, durante y después de beber alcohol
Medir glucosa antes de empezar a beber.
Comer algo con carbohidratos antes/durante la bebida.
Evitar mezclas azucaradas y embriagarse.
Medir glucosa varias horas después y antes de acostarte.
Llevar identificación que informe de tu diabetes.
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