El estudio o análisis de sangre es una prueba diagnóstica que, a menudo, suele ser una de las primeras que se solicitan a los pacientes ante una consulta médica. En cuanto por qué es tan importante esta prueba tan habitual, Mar Rocha, enfermera, portavoz y adjunta a la Presidencia del Colegio Oficial de Enfermería de Madrid (Codem), indica que “los análisis de sangre, pautados de manera adecuada en función de las condiciones de salud, hábitos de vida, edad, etc., sirven de control y seguimiento de la salud de las personas, al tiempo que son una prueba de diagnóstico de posibles patologías, sirven para comprobar el funcionamiento de diferentes órganos del cuerpo o para control de algunos tratamientos farmacológicos”.
Entonces, ¿cada cuánto tiempo es necesario realizarse
analíticas de sangre? “Como norma general, las personas sanas deberían hacerse
un analisis básico una vez al año, estableciéndose para cada rango de edad, los
análisis bioquímicos recomendados. Este analisis debe ser un complemento a la
valoración, junto la anamnesis y la exploración del paciente, para la toma de
decisiones clínicas, teniendo siempre en cuenta el coste-beneficio”, responde
la portavoz del Codem. Asimismo, esta enfermera recuerda que habitualmente el
análisis de sangre se solicita para la detección o exclusión de una enfermedad.
En cuanto a si existen señales que sugieran la necesidad de
realizar un análisis de sangre, Rocha explica que hay múltiples síntomas que
pueden hacer sospechar que nos encontramos ante una alteración en la salud.
“Por este motivo se debe consultar con un profesional sanitario, (médico y/o
enfermera) para que determine, en función de la valoración integral que se
realice, la necesidad de realizarse un control analítico determinado”, aclara.
Análisis de sangre y pacientes crónicos
Según esta experta, a la población general se le aconseja
hacerse un analisis de sangre al año, pautado siempre bajo los criterios de un
profesional de la salud. En cambio, cuando la persona tiene una enfermedad
crónica como la diabetes, la obesidad o alguna enfermedad cardiovascular las
cosas son distintas. “En el caso de un paciente ya diagnosticado de una
enfermedad crónica serán más frecuentes en función de la patología y las
características del paciente (edad, otros factores, etc.) de la que se trate”,
detalla Rocha y prosigue: “Además, la frecuencia o necesidad de estos análisis
dependerá de la evolución de la enfermedad y, en caso de tener pautado un
tratamiento, la comprobación de la eficacia del mismo”.
Por otra parte, esta enfermedad apunta que otros colectivos
como los donantes de sangre habituales no necesitan realizarse analíticas más
allá de las recomendadas por su estado de salud, dado que en una donación de
sangre se realiza un análisis para determinar el grupo sanguíneo, la presencia
de anticuerpos irregulares y análisis, entre otros, de VIH, Hepatitis B y C, y
sífilis.
Cómo prepararse para un análisis de sangre
El análisis de sangre es una prueba diagnóstica y sencilla
que no requiere una preparación previa especial. No obstante, desde la Sociedad
Española de Medicina Familiar y Comunitaria ofrecen las siguientes
recomendaciones:
Ir en ayunas. Después de la cena ya no se debe comer nada
más, salvo beber agua y tomar la medicación necesaria.
Mantener las mismas pautas alimentarias los días previos a
la analítica, salvo que el médico indique lo contrario.
Si la persona es diabética y toma medicamentos para
disminuir el azúcar o se pone insulina, debe preguntarle a su médico si debe
seguir su tratamiento estando en ayunas.
No fumar antes de hacerse el análisis.
El día del análisis es importante que acudir relajado y
mejor optar por ropa de manga y puños anchos.
Si se marea frecuentemente durante la extracción de sangre,
es mejor acudir acompañado.
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