El oso malayo u oso solar (Helarctos malanyus) es uno de los menos extendidos de su familia, así como el más peculiar: exhibe algunos rasgos únicos entre los osos y una inteligencia extraordinaria. Debido a su pequeño tamaño y su carácter pacífico y tímido, sumado a su tendencia a imitar a otros animales e incluso a los humanos, en el pasado se veían a menudo ejemplares domesticados convertidos en mascotas.
Este oso es el miembro más pequeño de la subfamilia
Ursinae, que abarca a la mayoría de especies de oso salvo el panda gigante y el
oso de anteojos: su peso promedio ronda los 45 kg. y mide entre 1.10 y 1.50
metros. Vive en las selvas de Indochina, en el sudeste asiático, aunque a causa
de la presión humana y la deforestación su hábitat se ha fragmentado.
Actualmente se encuentra catalogado como “vulnerable” por la Unión
Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN), una situación que
se define como “en peligro de extinción a menos que mejoren las circunstancias
que amenazan su supervivencia y reproducción”.
LA FUNCIÓN DE LAS MANCHAS DEL OSO MALAYO
Una de las características más llamativas del oso malayo es
que en su pecho luce una zona de pelaje de color crema o anaranjado,
generalmente en forma de “u” o “v”: al verse desde la distancia puede parecer
el reflejo de la luz solar, de ahí el nombre por el que se le conoce
popularmente en inglés, sun bear u oso solar.
Esta característica, de hecho, no es exclusiva del oso
malayo: sus dos parientes relativamente cercanos, el oso negro asiático (Ursus
thibetanus) y el oso perezoso (Melursus ursinus) también las poseen, aunque las
del oso malayo son particularmente grandes y llamativas en relación a su
tamaño. El tamaño, forma y color de la mancha puede variar: generalmente es
blanquecina en las crías y se va tornando de color crema o marrón a medida que
alcanzan la edad adulta; algunos individuos pueden incluso no tenerla.
La función primaria de esta mancha es sobre todo la
identificación, ya que es característica de cada individuo. También tiene
algunas funciones de comunicación intraespecífica, es decir, entre miembros de
la misma especie: en particular, puede ayudar a estimar la edad de un animal ya
que, con los años, este manto cambia de color y aparecen puntos oscuros. En
algunas situaciones los osos pueden erguirse sobre sus patas traseras para
mostrar su mancha a posibles adversarios, como una forma de reclamar que ese es
su territorio.
EL OSO MÁS INTELIGENTE
La segunda característica que llama la atención del oso
malayo es su capacidad para caminar erguido sobre dos patas. Todos los osos, en
realidad, tienen la capacidad de erguirse, generalmente para amedrantar a
posibles rivales, para alcanzar comida en los árboles o para examinar sus
alrededores. Lo que distingue a los osos malayos es su capacidad para mantener
el equilibrio mientras caminan erguidos sobre dos patas, mientras que el resto
de osos se tambalean si intentan moverse y deben volver a la posición
cuadrúpeda.
Esto se debe a que las extremidades del oso malayo son más
rectas de lo que es habitual en los plantígrados (los animales que caminan
apoyando la planta del pie); esto, junto con la forma de su cadera, les permite
adquirir una posición completamente vertical y mantener el equilibrio de una
forma que ninguno de sus parientes puede hacer. Aunque otros osos puedan
erguirse, siempre se encuentran ligeramente inclinados hacia delante y, al
moverse, su peso hace imposible mantener la postura erguida; mientras que el
oso malayo puede erguirse completamente recto como lo haría una persona y, al
moverse, distribuir su peso para mantener el equilibrio.
Esa capacidad de caminar erguidos no es la única cosa en la
que se parecen a los humanos. Los osos malayos tienen una predisposición
natural al mimetismo y son conocidos por imitar los gestos de sus congéneres e
incluso de otras especies. Se han reportado casos de osos malayos que imitan a
los humanos si estos les saludan, ya que son animales poco agresivos que
generalmente no atacan salvo en casos muy específicos, cuando sienten un peligro
para ellos o sus crías, si están heridos o se les provoca o amenaza.
Finalmente, destacan por su gran variedad de expresiones faciales y su facilidad para imitarlas: un estudio de 2019 concluyó que tienen la capacidad de imitar expresiones faciales con un grado de precisión parecido a los gorilas, una habilidad directamente relacionada con su grado de sensibilidad social. También se les considera los osos más inteligentes: se ha observado que son capaces de usar sus garras como “llave” para abrir cajas que contienen alimentos.
Sacado de nationalgeographic