10.22.2020

Es ‘oro verde’ el orégano de Higueras, NL

El orégano de Nuevo León, clasificado como poliomintha, se desarrolla en varios parajes de la Sierra de Picachos, asegura Leticia Montemayor, cronista del municipio de Higueras, Nuevo León.






“En el año 2012, el departamento de agricultura de Estados Unidos lo consideró como el mejor en su clase, a nivel mundial, por la calidad y cantidad del carvacol”, dijo.

Hace ya, varios años, otra compañía Internacional empacadora de especies, calificó también el orégano de Higueras, como el mejor del mundo, indicó.

La historiadora dijo que está comprobado que el consumo de esta especie retrasa el envejecimiento de las células, además de ser antioxidante, es antibiótico, germicida, cicatrizante, antinflamatorio y el mejor condimento utilizado en gastronomía, para diversos platillos de la cocina regional como empalmes, fritada, cabrito en salsa, menudo y muchas delicias más.

“El bouquet, el color y el sabor, son insuperables.  Los higuerenses nos sentimos muy orgullosos de nuestros oreganeros. Con su labor, fortalecen la identidad y conservan una de las tradiciones del municipio”, expresó.

Entre ellos citó a las familias Ramírez, Manzanares, Cruz, y Quiñones, además de Manuel Iribe, quien desde hace años en su rancho, mantiene un programa sustentable con plantas traídas de la sierra, siembra, cultiva y cosecha el orégano.

En días pasados la cronista publicó la síntesis biográfica de Petrita Manzanares, oreganera y ahora mencionó a Calletana Quiñones García, a quien se refirió como una mujer trabajadora, entusiasta, alegre y triunfadora.

“Ella ama el campo y sobre todo la Sierra de Picachos. ‘Calla’, como cariñosamente se le conoce, nace en Higueras en el hogar de Ruperto Quiñones Salas y Hermelinda Garcia Salinas, el 7 de agosto de 1966.

Estudió en la escuela Coronel Ruperto Martínez. Desde los 9 años aprendió a ser recolectora de orégano”, dijo.

Ella contrajo matrimonio con Matías G. Rodríguez Manzanares y procrearon 2 hijos, Emmanuel Isaías e Iván Ismael Rodríguez Quiñónez.

“Acompañaba a sus abuelos, luego a su padre, al casarse, continúa subiendo a la sierra, pues su esposo es oreganero también. Un tiempo, se acompaña con sus hijos. Actualmente sube sola en su camioneta hasta la falda del cerro. Ahí deja el vehículo y en un burro lleva todo lo necesario y en el otro, sube la sierra”, explicó.

La mujer tarda una hora con 45 minutos en llegar hasta el Paraje de los Picos, donde desde hace años, tiene un jacal, ahí el proceso de recolección, inicia con la selección de las plantas.

“Ella sale del jacal, desde las 5:00 de la mañana, camina una hora, hasta llegar al lugar ideal para cortar el orégano. Lo pone a secar a la sombra por 24 horas y al siguiente día lo pone al sol, lo apalea, lo sacude, lo criba, lo selecciona y lo pone en arpilleras para bajarlo en burro y venderlo en el mercado”.

De acuerdo a una charla con “Calla”, tiene en su haber cientos de anécdotas que contar.

“Un día, al levantarse tempranito para ir al aguaje a traer el vital líquido, sintió una mirada y al buscar a su alrededor, sus ojos se toparon con un gato montés que la acechaba. ‘Me rugía y pelaba los dientes, yo lo trataba de espantar, sacudiendo con fuerza la arpillera, pero el animal no se retiraba, me eché a correr y dejé tirada la arpillera y la rozadera y ya no regresé hasta el día siguiente’, concluyó, con una risa que contagiaba”, narró.

También “Calla” se ha topado con osos, pero dice que si no los molesta no la agreden.

En otra ocasión sufrió un accidente al desbarrancarse y al caer, el burro quedó encima de ella.

“Gracias a Dios mi esposo estaba cerca y llamó a presidencia y ellos enviaron un helicóptero de Protección Civil del Estado, para llevarme al hospital en Monterrey. Al examinarme los doctores, vieron que no había ningún daño mayor, sólo golpes leves”, le confesó Calletana Quiñones.

Estando en la sierra, permanece arriba no menos de 5 días, se prepara café, hace tortillas de harina, coce frijoles y junta flores para la imagen de la Virgen de Guadalupe que tiene sobre la mesa.

“Mis días en Picachos son como en mi casa, preparo mi comida, una buena salsa y disfruto el momento. Si hace calor, cocino afuera del jacal y si es invierno en la chimenea que está adentro”, dijo que le confesaron.

Para “Calla”, según cuenta, subir a la sierra (1200 metros) es como subir a la Loma de la Cruz, tiene un panel solar y una batería que le permiten tener luz y corriente eléctrica para cargar su celular.

Al cuestionarle, hasta cuando pensaba seguir subiendo, le respondió: “hasta que Dios me lo permita”.

Calletana es un ejemplo de tenacidad, es oreganera con mucho orgullo y actualmente también se desempeña como regidora en la actual administración municipal, que preside el alcalde Jesús M. Ramírez González, dijo la cronista, quen ganó la medalla a la promoción cultural Celso Garza Guajardo que otroga el Colegio de Cronistas  e Historiadores de Nuevo León Israel Cavazos.

La charla culmió con su inconfundible lema de “Calla”: “Amo el campo, pero más, amo mi Sierra de Picachos”.

Y ustedes, a que le ponen oregano? 


-Brion