Nacida y criada en Nueva York, Molly siempre soñó con ser escritora. Su vida dio un giro inesperado cuando, tras mudarse a Los Ángeles, se casó por amor. Sin embargo, en 2011 le diagnosticaron cáncer de mama y se sometió a una mastectomía bilateral, luego a quimioterapia y radiación.
No obstante, la enfermedad volvió a aparecer en 2015, esta
vez en la cuarta etapa, completamente incurable. En lugar de rendirse, Molly
optó por reiniciar, tomando decisiones drásticas como separarse de su esposo y
explorar su sexualidad de una manera que nunca antes había hecho.
Con el tiempo, estas experiencias se convirtieron en una
“odisea erótica” que la llevó a un viaje de autodescubrimiento a través de
fetiches, sexo casual y sexting.
En 2018, junto a su mejor amiga, Nikki Boyer, Molly creó el
podcast Dying for Sex (Morir por Sexo), donde compartieron sus experiencias
sobre la vida, la amistad y la sexualidad en medio de la enfermedad. A través
de este proyecto, Molly no solo narraba su búsqueda de placer, sino también sus
luchas emocionales y la necesidad de sentirse viva en un contexto de
incertidumbre y sufrimiento.
“Durante mucho tiempo, en el sexo (y ese es el problema de
mi matrimonio), se me daba bien descubrir lo que les gusta a los demás y podía
fingir que era una actriz. Pero no tenía ni idea de lo que me gusta a mí”, dice
en un episodio.
A medida que el cáncer avanzaba, Molly también tuvo que
enfrentar traumas no resueltos de su pasado. “Probablemente, la disociación fue
una habilidad que desarrollé la noche en que fui abusada”, confesó, una
revelación que explicaba cómo los traumas de su vida pasada influyeron en su
relación con el sexo y la intimidad.
A pesar de las adversidades, el sueño de Molly de ser
autora nunca se desvaneció. Su autobiografía, escrita en sus últimos días de
vida, fue un testimonio brutalmente honesto sobre la enfermedad, el amor propio
y la lucha por encontrar sentido en el dolor.
En sus últimos días, Molly encontró el amor que siempre
había buscado: “Ojalá pudiera terminar la historia del hospital con un relato asombroso
sobre un hombre que me hizo sonrojar y me enamoró, pero mi visitante nunca
llegó. Sin embargo, me doy cuenta de que estoy enamorada. Sí, estoy enamorada.
De mí misma”.
Su amiga Nikki Boyer, coproductora del pódcast, comentó
sobre la búsqueda de Molly por el amor: “Para Molly, era más que una simple
cuestión física. Hacia el final, creo que buscaba el amor”. A lo largo de él,
exploraron temas universales como el perdón, la sanción y cómo aprovechar el
tiempo que queda.
Sus historias con los hombres están llenas de ironía: uno
le pidió que le diera una patada en los testículos, luego había un doble de
Ryan Reynolds, luego otro que quería que lo trataran como a un perro.
Sacado de infobae