5.31.2020

Jurar sobre la biblia

“Juro decir la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad…”




Esta ha sido una fórmula utilizada en tribunales de justicia que dan como un hecho que cuando alguien jura, no puede mentir. Obviamente eso no es cierto, por lo que tal juramento es innecesario para fines prácticos.

Pero menos necesidad y menos sentido tiene que tal juramento se haga colocando la mano sobre una Biblia o cualquier otro libro sagrado (y precisamente la mano derecha, ¿y si la persona es zurda?). Si un tribunal de justicia es laico, ¿no tendría más sentido que las personas simplemente prometieran solemnemente ante todos los presentes, decir la verdad?, aunque por supuesto, eso tampoco es ninguna garantía de que lo hagan.

Pero los países supuestamente laicos no solamente utilizan juramentos sobre la Biblia en los tribunales de justicia, también suelen hacerlo en los actos de posesión de puestos públicos de importancia, incluso para la toma de posesión de sus presidentes. En los Estados Unidos, la tradición de jurar sobre la Biblia comenzó en 1789 en la toma de posesión de su primer presidente: George Washington.

Y en el caso de Donald Trump, se dice que hasta utilizó dos Biblias: la misma que según la tradición utilizó Abraham Lincoln, y otra que le habría obsequiado su madre en 1955, cuando se graduó de la primaria a los 9 años en Nueva York.

Se supone que los creyentes que hacen estos juramentos toman a su “Dios” por testigo, lo que teóricamente los obliga a cumplir. Pero, ¿qué sentido tiene esto para una persona no creyente? ¿No es como hacerla jurar sobre un libro de Harry Potter?

Pero veamos qué dice la misma Biblia al respecto:

“Además habéis oído que fue dicho a los antiguos: No perjurarás, sino cumplirás al Señor tus juramentos. Pero yo os digo: No juréis en ninguna manera […]; ni por el cielo, […]; ni por la tierra […]” (Mateo 5: 33-35)

“Pero sobre todo, hermanos míos, no juréis, ni por el cielo, ni por la tierra, ni por ningún otro juramento; sino que vuestro sí sea sí, y vuestro no sea no, para que no caigáis en condenación.” (Santiago 5: 12)

Pero por otra parte, todo el que haya leído la Biblia tiene que saber que es sólo una colección de mitos, es decir, de mentiras. ¿Y tiene sentido jurar decir la verdad sobre una colección de mentiras?

¡Tanta incongruencia que vuelve más absurdo ese acto!