6.23.2019

Una moral sin dioses

Moral proviene del latín mōris, ‘costumbre’, y de mōrālis, “lo relativo a los usos y las costumbres”, «es un conjunto de normas, creencias, valores y costumbres que dirigen o guían la conducta de grupos de personas en la sociedad.» (Wikipedia)



Pero a pesar de la claridad de esta definición y de su significado etimológico, el tema de la moral siempre resulta controversial, incluso entre nosotros los ateos, lo cual es de esperarse, como librepensadores que somos. Como ya hemos dicho, nosotros no tenemos ninguna “autoridad atea” que nos diga qué pensar ni cómo actuar.

Según he observado, coincidimos sin embargo en algunos aspectos:

- Solemos coincidir en la respuesta que daríamos al Dilema de Eutifrón: "¿Es la conducta correcta porque los dioses así la ordenan, o la ordenan los dioses porque es correcta?". Nosotros diríamos: “Ningún dios o diosa tiene nada que ver.” La moral no tiene ninguna relación con la existencia de ninguna divinidad que la decrete como ley ineludible. Y tampoco las actuaciones humanas buenas o malas, tienen algo que ver con algún premio o castigo sobrenaturales.

- Un componente de nuestra conducta moral está determinado por aquellos comportamientos que resultaron efectivos para la sobrevivencia de nuestra especie, igual como ocurre en otros animales. Hay interesantes casos de colaboración y altruismo en otras especies, pero siempre tienen relación con su sobrevivencia.

- Otro componente viene dado por nuestra cultura, lo que nos ha sido trasmitido de generación en generación. Como explica Richard Dawkins, los humanos dependemos mucho de la opinión de figuras de autoridad para poder sobrevivir. Si nuestros niños dudaran de las prohibiciones de sus padres de acercarse a algún peligro, nuestra especie no sobreviviría. Eso, independientemente de que ese peligro sea real o solamente sea un prejuicio de los padres.

- Por todo esto la moral es algo que varía según la época y la ubicación geográfica de cada grupo humano. Para un grupo puede ser buena la poligamia, y para otro no (la poligamia puede ser considerada como algo positivo, si pensamos sólo en la eficacia de nuestra reproducción y sobrevivencia como especie).

- Otro componente sería aportado por nuestra propia capacidad de análisis, que nos faculta a observar cuáles son las consecuencias de nuestros actos, y de cuáles consecuencias somos responsables.

Sin embargo, en lo que no parecemos coincidir, es en la respuesta a esta pregunta: ¿Existen el mal y el bien objetivamente, o son solamente una interpretación de nuestra mente? Al parecer a nadie le gusta pensar que practica un relativismo moral, según el cual los juicios morales pueden variar de persona a persona, y ninguna opinión de "lo bueno y lo malo" es mejor que otra, por lo que no es posible hablar de valores morales objetivos ni universales. Incluso los creyentes de eso nos acusan frecuentemente. Steven Pinker opina que «muchos filósofos contemporáneos son morales realistas (lo opuesto a los relativistas), argumentando que las declaraciones morales pueden ser objetivamente verdaderas o falsas.» Y advierte que «Es la religión la que es inherentemente relativista», por depender de la opinión moral de «sus profetas y mesías terrenales» (Enlightenment Now)

Pero, ¿le importa al universo realmente lo que a nosotros nos hace sentir bien o mal o lo que consideramos bueno o malo? ¿No es también razonable pensar que el universo es totalmente indiferente a nuestros juicios y emociones? – Pues el filósofo y neurocientífico estadounidense Sam Harris, opina que el universo es neutro, no es bueno ni malo. Somos los seres humanos quienes interpretamos las cosas clasificándolas como buenas o malas. Por eso, en un planeta habitado por organismos no conscientes, o en un planeta donde no existe vida, puede ocurrir cualquier cosa, y nada será bueno ni malo, a menos que ese planeta sea observado y juzgado por un ser consciente como nosotros. O sea que, como opina Harris, no se puede hablar de moralidad si no existe una conciencia que juzga sobre esa moralidad.

Pero si la moral es algo tan relativo, ¿cómo podemos definir normas que sean aceptables y que no dependan de prejuicios individuales? – Los filósofos laicos contemporáneos buscan algún criterio. Daniel Dennett se refiere al modelo filosófico de “moral liberal”, que “hace énfasis en no lastimar a otros, en evitar el sufrimiento, y en la mayor libertad posible.” Un modelo que no se enfoca “en el respeto por la autoridad, o la pureza, o la lealtad”. Mientras que Sam Harris busca una moralidad apoyada en los conocimientos científicos, de tal manera que pudiéramos determinar con base científica si un hecho es bueno o es malo, independientemente de la opinión que tengan las religiones al respecto, o independientemente de las tradiciones y costumbres. Y Harris opina que el mejor criterio que puede aplicarse tiene que estar basado en el bienestar y el sufrimiento, de tal manera que podamos decir que algo es moralmente bueno si contribuye al bienestar animal y humano, y es malo cuando contribuye al sufrimiento.

Pero el problema está en definir claramente y de forma objetiva, qué se entiende por bienestar, y para eso cree él que puede ser muy útil la ciencia. Según él, podemos apoyarnos en la opinión de ciencias como la genética, biología, psicología, sociología y economía. Si éstas en conjunto dicen que algo es causa de bienestar, sería algo bueno; si dicen que es causa de sufrimiento, sería algo malo. Y para definir el bienestar con suficiente precisión, Harris sugiere que podemos basarnos en criterios similares a los que se usan para determinar si algo es saludable, lo cual tampoco, como admite, deja de ser relativo.

Richard Dawkins piensa incluso que la ciencia puede contribuir a brindar criterios que sirvan para resolver conflictos morales en temas que tienen un fondo científico, como por ejemplo el aborto o la eutanasia. Refiriéndose al aborto dice: “Un científico podría contribuir a la información del debate sobre en qué punto está el desarrollo de un embrión y su sistema nervioso comienza a existir. Y presumiblemente, antes de que el sistema nervioso exista, no existe la facultad de sentir dolor o de sufrir.”

Pero como explica Sam Harris, aunque definamos nuestro código moral en base a un criterio científico, no podremos evitar que haya temas que no podamos definir por medio de la ciencia, como por ejemplo, como indica, cuando tenemos “valores genuinos que pueden estar en competencia con otros”. Richard Dawkins menciona un ejemplo hipotético: “…el mundo está a punto de explotar. Sólo una persona conoce la contraseña secreta para detener la explosión de la bomba del fatal día. Esta persona es un bombardero suicida que se niega a entregar la contraseña. ¿Harías bien en torturarle?...”

La moral es un tema que continuará siendo discutido, pero en todo caso, esperamos que sea con la conciencia de que no puede ser definida por dioses.

[Isaac Asimov (1919-1992), escritor y profesor de bioquímica ateo, ruso-estadounidense, y divulgador científico.]

Tomado de aqui