En las noches de invierno, cuando el crepitar de la hoguera y la oscuridad profunda provocan que imaginemos que alguien nos observa a nuestra espalda es cuando los escoceses cantan la balada de la familia canibal de Sawney Bean: "No vayas por Galloway pues has de saber que Sawney Beane te espera allí. Sawney Beane, Sawney Beane, cuídate de Sawney Beane. No dejes que derribe tu caballo Sawney Beane".
¿Mito o realidad?
Pero ¿existió realmente Alexander "Sawney" Bean?
Hay distintas versiones acerca de la posible fecha de nacimiento de este
personaje. Mientras que unos la sitúan en el año 1390, otros lo hacen en el
siglo XVI, durante el reinado del rey Jacobo VI de Escocia. En lo que todos
coinciden, sin embargo, es que este individuo nació en East Lothian, una
población agrícola a pocos kilómetros de Edimburgo. Bean nunca encajó ni dentro
de la comunidad ni en su propia familia, la cual quería que siguiera los pasos
de su padre, el panadero del pueblo. Al final, cansado de intentar ganarse la
vida honradamente, Bean entabló una relación con Agnes Douglas, una mujer
acusada de brujería por los lugareños y de la que se decía que había cometido
sacrificios humanos e incluso conjurado al diablo. Agnes era conocida como
Black Agnes Douglas, la "bruja oscura" de Lothian.
La pareja decidió huir y para subsistir robaban a todo
aquel se cruzaba en su camino. Según cuenta la leyenda, durante alguno de
aquellos atracos, Sawney Bean probó por primera vez la carne humana. Dada la
imposibilidad de poder cambiar por comida lo que robaban, Agnes planteó a Bean
que antes de morir de inanición la única solución que tenían para sobrevivir
era alimentarse de carne humana. Para evitar llamar la atención, tras los
ataques disponían los cuerpos de los desdichados que habían asesinado de tal
modo que parecía que habían sido víctimas de un animal salvaje.
Solo carne
Tras pasar varios meses viajando y escondiéndose, la pareja
finalmente decidió establecerse en algún lugar. El sitio escogido fue la
localidad de South Ayrshire, cerca de Ballantrae. Mientras inspeccionaban la
zona en busca de alguna víctima y de refugio, se toparon con la entrada a una
cuevaque tenía vistas al mar. La habían descubierto durante la marea baja y se
dieron cuenta de que una vez subiera el nivel del mar la entrada ya no sería
visible para nadie. W. J. Passingham narra en un artículo para la revista
Blanco y Negro del 4 de marzo de 1934: "La cueva resultó profunda, amplia
y seca. O al menos lo suficiente como para pasar allí todo el invierno. El
único inconveniente que presentaba la guarida es que faltaban alimentos cerca.
Sawney Beane exploró la zona buscando comida o algún lugareño que pudiera
venderles algo, pero tan solo halló muestras de vida en un camino que terminaba
en un embarcadero empleado por los escoceses para viajar a Irlanda. Hambriento
y desesperado, el joven asestó un golpe a un viajero que en ese momento cruzaba
el camino y se llevó su cadáver a la cueva. No le interesaba su dinero o sus
posesiones, solo su carne".
Con el tiempo, Agnes y Sawney fueron padres de ocho niños y
seis niñas. Con tantas bocas que alimentar, las "cacerías" tuvieron
que aumentar. Durante los 28 años en que perpetraron sus atrocidades, la
familia fue creciendo al ritmo de los asesinatos cometidos. Convertidos en un
clan caníbal, preferían atacar de noche para, de este modo, escapar más
fácilmente de la justicia. Gracias a que la cueva permanecía bloqueada durante
largos períodos de tiempo a causa de las marea, los caníbales acostumbraban a
dejar muy pocas pistas.
Caza de brujas
Finalmente, tantas desapariciones acabaron por atraer las
miradas de las autoridades de Glasgow que, sin ninguna pista que seguir,
iniciaron una auténtica caza de brujas que acabó con la vida de decenas de
inocentes en la horca. Pero estas ejecuciones sirvieron de muy poco a la hora
de amedrentar a la familia Beane, que siguió cometiendo sus terribles actos de
barbarie sin que nadie se lo impidiera.
Un día, de regreso de una feria, un matrimonio de
comerciantes pasó cerca de la zona donde se producían las desapariciones. Antes
de darse cuenta de lo que ocurría, se vieron rodeados por un nutrido grupo de
hombres y mujeres que les atacaron con brutalidad. El hombre iba armado con una
espada y una pistola que no dudó en utilizar para hacer frente a parte del
grupo y defenderse, aunque por desgracia su mujer cayó del caballo y fue de
inmediato apresada por los atacantes que se la llevaron rápidamente.
En la guarida del caníbal
El valiente comerciante pudo zafarse del ataque de los
caníbales, herir gravemente a varios de ellos y provocar la huida del resto. A
lomos de su caballo, les persiguió para rescatar a su esposa, de la que solo
pudo hallar parte de su cuerpo esparcido por el camino. Presa del terror y de
la rabia, el comerciante fue en busca de las autoridades para que le ayudasen a
dar caza a los responsables de la muerte de sue esposa. Cuando el rey se enteró
de lo que ocurría envió una fuerza de 400 soldados para encontrar a la mujer.
Un día, de regreso de una feria, un matrimonio de
comerciantes pasó cerca de la zona donde se producían las desapariciones. Antes
de darse cuenta de lo que ocurría, se vieron rodeados por un nutrido grupo de
hombres y mujeres que les atacaron con brutalidad. El hombre iba armado con una
espada y una pistola que no dudó en utilizar para hacer frente a parte del
grupo y defenderse, aunque por desgracia su mujer cayó del caballo y fue de
inmediato apresada por los atacantes que se la llevaron rápidamente.
En la guarida del caníbal
El valiente comerciante pudo zafarse del ataque de los
caníbales, herir gravemente a varios de ellos y provocar la huida del resto. A
lomos de su caballo, les persiguió para rescatar a su esposa, de la que solo
pudo hallar parte de su cuerpo esparcido por el camino. Presa del terror y de
la rabia, el comerciante fue en busca de las autoridades para que le ayudasen a
dar caza a los responsables de la muerte de sue esposa. Cuando el rey se enteró
de lo que ocurría envió una fuerza de 400 soldados para encontrar a la mujer.
Sin perdón
La familia caníbal fue llevada presa a Edimburgo, donde sus
miembros ni siquiera fueron sometidos a juicio. Fueron condenados a muerte y
ejecutados en el acto. Las mujeres y los niños fueron clavados en estacas y
mantenidos con vida lo suficiente como para que vieran cómo morían los hombres
del clan. Estos fueron desmembrados y se desangraron hasta morir. Sin mostrar
ningún tipo de remordimiento por lo que habían hecho, dedicaron a sus captores
todo tipo de insultos y obscenidades. La leyenda cuenta que Sawney Bean repetía
continuamente: "No ha terminado, nunca terminará". Posteriormente,
las estacas donde agonizaba el resto de la familia fueron pasto de las llamas.
En total, el clan fundado por Beane gracias al incesto estaba formado por 48
personas.
La leyenda sobre este terrorífico clan caníbal puede que
sea tan solo eso: una recopilación de mitos de la Escocia profunda y oscura,
pero lo que sí parece real es que el canibalismo no les era desconocido a los
habitantes de la Escocia medieval. La región de Galloway, lugar donde
presuntamente sucedieron los hechos, fue, hasta la Edad Moderna, un lugar
especialmente salvaje. De todos modos es muy posible también que, aprovechando
la fama que sus habitantes tenían de gente poco civilizada, la propaganda
proinglesa creara la leyenda del loco caníbal Sawney Beane tal como ha llegado
hasta nuestros días.
Sacado de historia punto nationalgeographic punto com punto
es.