En estas fechas estamos ya todos asistiendo a las tradicionales posadas, organizando la del trabajo, la de la familia o la de amigos y amigas.
Y existen muchísimas recomendaciones finísimas para llevar a cabo una bonita posada; elegir un lugar maravilloso, con una iluminación acogedora y adornos navideños que terminen de brindar esa calidez que nos traen las fiestas. Necesario es también armar un banquete preciso, con comidas especiales, perfectamente sazonadas y adornadas para decorar las mesas y provocar en los participantes un buen apetito; Las bebidas en copas para brindar por las bendiciones de este año y por las que han de venir el próximo.
El intercambio de regalos, qué hermoso es ver la cara de sorpresa de nuestro amigo secreto cuando ve nuestro sensacional regalo y que rete chulo es cuando nos entregan el nuestro, la segura caja de chocolates a las mujeres y el desodorante para los varones... ¡qué hermoso!
Seguimos con la camaradería, los cantos de amigos, pedir posada, las pláticas y abrazos de felicidad... qué bonita posada.
Pero siendo honestos, lo que se organiza dista mucho de lo que se realiza. Bien podemos ir a un restaurante finísimo y comer platillos carísimos, acompañados de nuestros amiguísimos; pero ninguna recomendación hace una buena, qué digo buena una perronsísima posada, como lo hace el rodearse de gente que esté dispuesta a divertirse, donde no importa si se comen antojitos o grandes platillos o si se bebe la más fina sidra o la chela más corriente (Indio o tecate).
Como dice el dicho entre más corriente más ardiente y a veces lo sencillo es mejor y se disfruta más. qué más da que en el intercambio nos den o demos algo que no nos guste, lo importante es convivir.
Ya entrados en tragos pedir posada abrazados pero para mantener entre todos el equilibrio y después el bailongo, porque ya pedos todos bailan y cantan o ¿no?
Qué más da que al día siguiente la cruda realidad nos pegue duro, SI YA LO BAILADO ¿QUIÉN NOS LO QUITA?
Paloma Negra