12.19.2018

Miércoles Cultural: Copipasteando con Xime

El Grinch 2018
Todos nos hemos sentido malhumorados alguna vez.
Cuando la alegría navideña se vuelve oprimente, cuando nos sentimos solos en medio de la gente, cuando preferiríamos arruinarles el momento a otros que admitir la derrota, Dr. Seuss nos dio una manera de describir ese sentimiento en su clásico libro infantil How the Grinch Stole Christmas.

Lo universal de esa emoción es la razón de que ese cuento haya trascendido al tiempo, y de que estemos ahora en la tercera adaptación fílmica del libro.
Benedict Cumberbatch asume el papel del Grinch en The Grinch, pero por suerte para él, no tuvo que ponerse maquillaje protésico. Todo se hizo con animación digital.
La nueva versión animada nos acerca a la película para televisión de 1966 estelarizada por Boris Karloff.
Esta es una adaptación de un libro infantil que trata de la búsqueda del verdadero significado de la Navidad en la comunión, aprender a liberarse de los viejos agravios y hábitos y acercarse a los vecinos.

Trata de que el amor y la cordialidad debe prevalecer por sobre todo lo demás.
Es extraño que esta sea la historia de fondo que los guionistas escogieron para la madre de Cindy Lou, pero es algo con lo que el público estadounidense se puede identificar.
El resentimiento del Grinch es que se ha sentido rechazado por los Who desde que era huérfano, y la Navidad es lo que detona ese sentimiento.
Ya conoce la vieja historia: Con ayuda de su leal perro Max, se propone robar todos los regalos de Navidad, y la película se encarga del aspecto logístico.

Hay algunas cosas que se tuvieron que añadir a la trama, pero todo lo que no surge del libro de Seuss se siente como relleno superfluo.
Cumberbatch dignifica el material, pero no espere escuchar su melodioso acento inglés.
Aquí adopta un acento nasal más americano, pero es una maravillosa actuación de voz.
Kenan Thompson también sobresale como Bricklebaum, obsesionado por la Navidad.
The Grinch es hermosa de ver y entretenida. El material de relleno también es entretenido, pero no tiene resonancia.
No es posible superar lo que Seuss escribió, especialmente la turbación del Grinch al percatarse de que no es posible robarse la Navidad porque no es un objeto.
Es una idea, un espíritu, una canción. Ese siempre será un buen recordatorio para todos cada Navidad.
Cortesía de Xime inversa