La minería espacial ha pasado en poco tiempo de ser ciencia ficción a un proyecto real. Los asteroides cercanos a la Tierra son ya candidatos para las primeras incursiones mineras fuera de nuestro planeta y ya existen iniciativas a escala internacional que abordan esas futuras actividades de una manera seria y rigurosa.
Existen unos 9.000 asteroides considerados próximos a la Tierra que contienen recursos de gran valor económico. En ellos, podrían encontrarse elementos como oro y platino, de los que se podrían extraer más materias primas que las obtenidas en minas terrestres en toda la historia. De hecho, se cree que algunos asteroides contienen hierro, níquel o cobalto en cantidades suficientes para cubrir las necesidades de la Tierra durante 3.000 años.
Teniendo en cuenta que son unos 12.000 los asteroides que
cada año pasan cerca de la Tierra, desde grandes rocas hasta piezas de varios
kilómetros de diámetro, y que en un 10% de ellos sería más fácil aterrizar que
en la Luna, la fiebre por la exploración de estos cuerpos celestes está servida
y la carrera por explotar comercialmente las riquezas del espacio no ha hecho
nada más que empezar.
Los asteroides son una fuente, casi inagotable, de
minerales
Cien mil millones de dólares por cada habitante de la
Tierra. Este es el valor que la agencia espacial de EE.UU (NASA) calcula que
tienen todos los minerales almacenados en los asteroides del cinturón principal
de nuestro Sistema Solar, entre Marte y Júpiter. Estos cuerpos celestes son los
restos de la formación de los planetas y los satélites alrededor del Sol y son
los candidatos perfectos de los que obtener minerales muy valiosos para la
Tierra, más escasos y difíciles de conseguir en nuestro planeta.
Hasta ahora, los asteroides eran meras minas de información
para que los científicos entendieran el origen del Sistema Solar. También se
han observado con el objetivo de calcular el riesgo que tienen algunos de
colisionar con la Tierra. De hecho, la NASA y la agencia espacial europea (ESA)
tienen programas específicos dedicados al seguimiento de los asteroides y
llevan tiempo estudiando proyectos con la finalidad de desviarlos de su camino,
en caso de presentar riesgo de impacto con la Tierra.
Las investigaciones hechas sobre los asteroides han
permitido clasificarlos en tres tipos principales:
Carbonáceos (C). Se encuentran en la zona exterior del
cinturón principal de asteroides y son los más comunes. Están formados
principalmente por carbono.
Silicatos (S). Son los más frecuentes en las regiones
interiores del cinturón principal de asteroides, cerca de Marte. Contienen
metales en su composición y están formados principalmente por silicio.
Metálicos (M). Ocupan las zonas medias del cinturón
principal de asteroides y son ricos en metales, principalmente níquel y hierro.
Además de estos tres tipos de asteroides principales, se
han clasificado otros dos tipos: los tipo D, en la órbita de Júpiter y formados
mayoritariamente por carbono, y los V, situados en el Sistema Solar exterior,
entre Júpiter y Neptuno. Cada tipo de asteroide puede significar diferentes
opciones de exploración para futuras empresas mineras espaciales, pero hay que
tener en cuenta sus órbitas para determinar cuáles son los elegidos para ser
explotados.
Lo cierto es que los asteroides contienen minerales muy
valiosos para la industria y cuyas existencias están agotándose en la Tierra.
Por ejemplo, los asteroides tipo M están compuestos por un 80% de hierro y un
20% de níquel, platino, oro, iridio, paladino, magnesio, rodio, osmio y
rutenio. De todos ellos, el iridio es el más difícil de conseguir en el Tierra
debido a que su alta densidad y su tendencia a unirse con el hierro hacen que
se sitúe muy por debajo de la corteza terrestre.
La Luna, en el punto de mira para la exploración minera
Con más de 1.600 millones de toneladas de agua depositada
en sus polos en forma de hielo y una enorme cantidad de tierras raras bajo su
superficie, la Luna se ha convertido en un objetivo ideal para las compañías
mineras espaciales.
Los análisis de las rocas que se trajeron de vuelta a la
Tierra por las misiones Apolo indicaron que la Luna es rica, además de en
tierras raras, en un grupo de 17 elementos, minerales y metales, como el
escandio, itrio, lantano y cerio, entre otros. Estas materias primas son escasas
en nuestro planeta, pero cada vez son más demandadas por su uso en la
fabricación de tecnologías energéticas eficientes y en la electrónica.
La Luna contiene suficientes recursos propios como para que
comience a ser interesante su exploración con fines mineros. La extracción de
materiales, como el aluminio o el titanio, se haría ya no con el fin de
transportarlos a la Tierra, sino para construir estaciones espaciales y
satélites en órbita. También sería sencilla la extracción del silicio,
necesario para los paneles solares. De realizarse, la minería lunar podría
convertirse fácilmente en el trampolín necesario para explorar el Sistema
Solar.
Eso sí, la minería lunar será económicamente viable cuando
el combustible necesario para las naves espaciales pueda ser producido en el
espacio a partir de las materias primas provenientes de la Luna. Y, además, la
exportación de los materiales lunares a la tierra se producirá cuando se puedan
vender por más de lo que cuesta introducirlos.
La exploración del planeta Marte
Los investigadores están de acuerdo. Desde un punto de
vista de explotación de recursos, el transporte de materias primas desde Marte
a la Tierra sería extremadamente costoso, por lo que esta actividad sería
prácticamente inviable. Pero sí que es interesante estudiar las posibilidades
que ofrece el planeta rojo para averiguar si sería posible el abastecimiento de
una colonia humana.
Desde el punto de vista de la exploración de los recursos
minerales y energéticos de Marte, se han detectado grandes masas de óxidos de
hierro, probablemente hematites, que podrían ser aprovechables económicamente.
Tampoco se descarta la existencia de áreas mineralizadas de gran extensión y de
zonas ricas en óxidos y sulfuros de plomo, zinc, hierro, manganeso y metales preciosos.
Para realizar estos estudios, las agencias espaciales
llevan años enviando misiones espaciales que exploran el planeta vecino. Una de
ellas es la misión InSight, que aterrizó en Marte el 26 de noviembre de 2018. Los objetivos de
esta misión son entender la estructura interna y la dinámica de los sistemas
geológicos de Marte, lo que implica la colocación de un sismógrafo y la
posibilidad de perforar el suelo hasta unos 5 metros de profundidad. De esta
forma se podrá conocer más y mejor la composición del planeta y sus
posibilidades en cuanto al uso de los recursos que ofrece.
El creciente interés por explorar asteroides, satélites u
otros planetas, está movido por la creencia de que la minería espacial es el
gran sector que queda por explotar en un planeta en que se utilizan, y se
agotan, todos los recursos.
Las misiones para estudiar la posibilidad de extraer
minerales y metales de, sobre todo, asteroides, aún es bastante incierta, pero
la promesa de obtener grandes beneficios impulsa a nuevas empresas a potenciar
la exploración del espacio. Empresas como Planetary Resources ya han conseguido
probar en el espacio algunas de las tecnologías necesarias para el estudio de
la composición de los asteroides.
Lo cierto es que si la producción anual de metales sin
procesar de la Tierra alcanza los 660.000 millones de dólares anuales, los
extraídos de los asteroides moverían 700 quintillones. Aunque, por ahora, es un
negocio que se encuentra en fase de desarrollo, más que en convertirse en una
realidad a corto plazo.
Sacado de minariasostible.gal