José José fue la voz romántica por excelencia, por medio siglo, no solo por sus matices que detectamos quienes no somos especialistas, pero sí aficionados al buen canto; sino por sus cualidades admiradas por los conocedores.
La voz de José José no era común, por su rango amplio que
abarcaba 2.1 octavas; un manejo de notas largas sin desafinar, sobre todo en
sus primeros años, antes de su problema pulmonar, por todos conocido. Un
barítono con falsete perfecto y agudos inolvidables, expresados en la
interpretación que impresionó a todos y hoy tiene millones de reproducciones en
internet: “El triste”, aquella desafortunada noche en que no ganó el Festival
de la Canción Latina, pero sí el respeto de los artistas del momento. José José
decía que era la canción más difícil de toda su carrera; fue campeón sin
corona.
Pagó el precio de sus excesos, y muy caro, no solo por las
adicciones, sino por el canto en sí, al caer en largos periodos de
presentaciones diarias. Padeció necrosis en las dos rodillas, las dos caderas y
los dos hombros y una parte de la columna; debió enfrentar la hipertrofia por
la falta de reposo. Dejó de aplicarse la cortisona y probó muchos métodos para
salir adelante.
El daño a su vida familiar y su salud fueron el costo alto
que pagó por su éxito, por su entrega.
En letras de su legendaria canción “Seré”, fue un sueño que
sí se cumplió; un potro al que nadie domó, solo los años. Fue quien todo lo dio
por triunfar, dejando su vida al pasar echa pedazos.
“Gotas de fuego” forma parte del disco Reencuentro de 1977 y es una de sus canciones más tristes, compuestas por un combo impresionante que lo acompañaría en su carrera como Roberto Cantoral y Juan Carlos Calderón, entre otros. Esta canción, la última del disco, es una de las mejores para definir lo que Chepe Chepe es en la música: una víctima del amor que nunca podrá encontrar la felicidad en alguien más.
Hay mucho que decir sobre su historia llena de caídas y
levantadas; nunca desconoció sus etapas de excesos, abrió sus secretos y su
corazón como pocos, como si considerara que su figura le pertenecía a la gente,
no por populismo expresado con palabras, sino con la humildad que quienes lo
vimos en persona constatamos siempre. José José realmente no se iba de un lugar
hasta saludar a todos, abrazarlos y posar para la foto, desde los noventa hasta
que le vimos por última vez.
Con su muerte este fenómeno musical pasa a formar parte del
catálogo de figuras populares imborrables para el pueblo. Porque quién no lo
ubica al menos al escuchar su nombre por una de sus canciones, y otras más
evocamos alguna etapa de nuestra infancia o juventud ligada a su inmenso
legado.
Sacado de milenio punto com