11.22.2019

Nootrópicos, las 'drogas inteligentes' de los multitarea

La mayoría de los que trabajamos ante un ordenador lo hacemos en modo multitarea. En el caso de los periodistas, podemos estar buscando documentación o redactando un reportaje, mientras a la vez atendemos el correo electrónico, interaccionamos en las redes sociales, utilizamos una herramienta de gestión de trabajo en equipo, y respondemos a los mensajes de WhatsApp. Esta conducta reiterativa y sostenida en el tiempo supone una gran carga mental pero, ¿y si existiesen unas pastillas mágicas que ayudasen al cerebro a gestionar mejor el esfuerzo necesario para realizar todas estas tareas a la vez? Los nootrópicos son, para muchos profesionales y estudiantes, la respuesta a esta pregunta. Pero… ¿son seguros?


Qué son los nootrópicos y para qué se usan

Los nootrópicos son esas pastillas mágicas que se han puesto de moda desde el lugar en el que se reúnen los cerebros más privilegiados del mundo para dar forma a la tecnología que marcará nuestras vidas: Silicon Valley, el reino actual del multitasking. Allí, los nootrópicos –también conocidos como ‘drogas inteligentes’–, unas píldoras que incluyen combinaciones de sustancias químicas y naturales, son consumidos por los miembros de la élite tecnológica con la naturalidad del que ingiere una taza de café para arrancar el día.

Pero, ¿cuál es el origen de estos controvertidos productos? Se atribuye el copyright de los nootrópicos al científico rumano Corneliu E. Giurgea, que puso nombre al concepto en la década de los ’70 del siglo pasado, años después de conseguir sintetizar el piracetam, que aún hoy sigue siendo un elemento básico en la composición de un gran número de drogas inteligentes.



Desde entonces los nootrópicos han vivido un continuo auge, cuyo cenit se ha alcanzado en los últimos años con el surgimiento de una industria alrededor de estos medicamentos, considerados nuevas sustancias psicoactivas, que prometen mejorar el rendimiento intelectual, la concentración y el descanso de quienes las consumen.

Nootrópicos

Algunos nootrópicos precisan receta médica, pero otros se pueden adquirir en cualquier herbolario.
Existen nootrópicos sintéticos, otros de procedencia natural, y otros que son una mezcla de ambos. Algunos tienen la etiqueta de fármacos y precisan receta médica, mientras que otros están al alcance de cualquiera en los estantes de los herbolarios. En cualquier caso, según dejó por escrito Corneliu E. Giurgea, todos deberían cumplir una serie de requisitos: no tener consecuencias para el cerebro, que sus efectos secundarios y su toxicidad sean mínimos, y que no provoquen otros efectos asociados a las drogas psicotrópicas, como la estimulación motora o la sedación.

Beneficios (supuestos) de los nootrópicos y posibles riesgos

En la práctica, la definición del científico rumano ha quedado sobrepasada por la realidad y actualmente los nootrópicos incluyen una amplísima gama de productos, que de momento y sobre el alambre se mueven en el terreno de la legalidad. Hay nootrópicos que potencian la memoria (Noopept, Pramirecetam o colina), otros que aumentan la capacidad de concentración (sulbutiamina), algunos que se utilizan para mantenerse despierto (Adrafinil) o, al contrario, para tener un sueño reparador (melatonina); otros para controlar los niveles de estrés y de ansiedad (Aniracetam); e incluso los hay que prometen mejorar el estado de ánimo (5-HTP). Y estos son solo algunos ejemplos…
Potenciar la memoria
Aún no hay estudios que demuestren que los nootrópicos son totalmente inocuos para el cerebro humano a largo plazo.
Quienes los prueban, y así queda demostrado en la infinidad de foros y webs que han surgido en la red en torno a los nootrópicos, hablan maravillas de sus propiedades y destacan lo inocuo para el organismo de su consumo, sobre todo en comparación con otras sustancias psicoactivas como las anfetaminas, utilizadas históricamente con estos mismos fines. Eso explicaría el auge exponencial de su consumo en los últimos años que, a pesar de no existir datos fiables sobre sus efectos y seguridad, se demuestra por el interés que suscitan y la proliferación de empresas dedicadas a su producción.
Sin embargo, los científicos –que es realmente la opinión que debería pesar sobre los consumidores– muestran más reservas al respecto, ya que los estudios llevados a cabo hasta la fecha con nootrópicos no han sido muy concluyentes, mostrando únicamente, y solo en algunos casos, pequeños beneficios.
Y los expertos sanitarios alertan en diversas direcciones: por un lado de la venta de este tipo de productos por Internet, sin seguir ningún tipo de directriz médica o control de seguridad –hay que recordar que muchos de ellos requieren receta médica–; por otro de la ausencia de estudios a medio y largo plazo sobre los posibles efectos de estas sustancias, que demuestren verdaderamente su absoluta inocuidad para el cerebro humano; en tercer lugar, de la constatación de que algunos de ellos causan adicción y síndrome de abstinencia tras su uso prolongado; por último, el uso como nootrópicos de medicamentos como el Ritalin o el Aderall, concebidos inicialmente para tratar el trastorno por déficit de atención e hiperactividad, o el modafinilo, desarrollado para la narcolepsia, y cuyo consumo frecuente y sin supervisión médica podría tener consecuencias para la salud de los usuarios.

C&P de aca

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