Pocos saben cuál es el curioso origen de este apodo para las cervezas familiares, de 940 mililitros. Se dice que aunque esa presentación de la bebida ya existía desde la década de los 20, fue hasta los años 70 cuando ese nombre se popularizo, debido a que una cervecería dio a conocer una nueva presentación de su producto. El lanzamiento fue en Monterrey, Nuevo León, sitio en que la famosa compañía patentó el envase que opacaria a las otras marcas, ya que la gente prefería comprar una cerveza grande a ir por varias chiquitas.
Tras el éxito de este producto comenzó a correr el rumor de que Cuauhtémoc había basado el contenedor de su “Carta Blanca” en el caparazón de las tortugas caretta o tortuga boba, conocidas también como caguama.
Lo anterior, fue aceptado como una verdad, debido a que en el norte esa tortuga era muy conocida, porque con ella se preparaba un caldo llamado cahuamanta, y al acostar la megacerveza el color café del recipiente recordaba el caparazon marrón de las tortugas.
Cabe resalar que es justo ese color el que ayuda a que la bebida no se “queme”, por lo que a pesar de tener un costo de 42 pesos es la más deseada para reuniones banqueteras y para los puestos de la esquina en calles de Monterrey.
Ello, debido a que aunque erróneamente se cree que la cerveza se quema cuando sufre un cambio de temperatura, la realidad es que el cambio de sabor sólo ocurre ante la exposición a la luz solar. Es importante agregar que de la palabra "caguama" se ha derivado el verbo “caguamear”, cuyo significado es reunirse a tomar caguamas con los seres queridos.
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