Al arranque de la tercera semana de la contienda electoral por la presidencia de la República solo dos de los cinco candidatos que participan en la contienda están en condiciones de ganar, según los datos de todas las encuestas que se pueden considerar son tal cosa.
Es el caso de Andrés Manuel López Obrador (MORENA-PT-PES), que en todos los sondeos va a la cabeza, y Ricardo Anaya Cortés (PAN-PRD-MC), que en todos va en segundo lugar. Ahora, la diferencia entre los dos es de 10 puntos porcentuales.
El primero trae 40% en la intención del voto y el segundo 30%. Quien ostenta el tercer lugar, y ya está fuera de la contienda, es José Antonio Meade (PRI-PANAL-PVEM) que sólo tiene 20%. La candidata independiente Margarita Zavala alcanza 5% y el también independiente Jaime Rodríguez todavía menos.
Más del 80% de la ciudadanía quiere un cambio. Es el mismo porcentaje de la población que rechaza al PRI y la gestión del presidente Peña Nieto. López Obrador y Anaya se presentan como los candidatos del cambio. Ahora los dos tienen posibilidades de ganar.
La propuesta de cambio que ofrece López Obrador es la del PRI del “nacionalismo revolucionario” de la década de los sesenta y setenta. La de los gobiernos de Luis Echeverría (1970-1976) y José López Portillo (1976-1982) de triste memoria. Implica un salto al pasado de más de 40 años.
Dos de las características más notables de ese modelo son el presidencialismo exacerbado, el presidente decide todo a su antojo, y el estatismo, el gobierno desconoce a los otros actores que construyen el Estado (mercado y sociedad civil) e interviene en todos los campos de la vida social. La historia registra el fracaso del modelo.
El proyecto de cambio que propone Anaya es nuevo y distinto al de su adversario. En lo político representa un cambio de régimen y por primera vez en la historia del país habría un gobierno de coalición, que exige el cogobierno. Buenos ejemplos son Chile y Alemania.
Plantea que el gobierno junto con el mercado y la sociedad civil construyen el Estado. Que es una responsabilidad compartida donde cada quien tiene su lugar. La conquista del futuro no es tarea solo del gobierno y menos de un solo hombre. Es una acción colectiva.
Asume también la necesidad de modernizar el conjunto de la vida del país que implica, entre otras cosas, impulsar la economía del conocimiento, otorgar el Ingreso Básico Universal (IBU), garantizar una fiscalía autónoma, impulsar el Sistema Nacional Anticorrupción, fortalecer el conjunto de las instituciones del Estado y promover una agresiva política a favor de las mujeres.
El 1 de julio, los electores que quieran hacer efectivo su voto e impedir que otros decidan por ellos solo tienen la posibilidad de votar por López Obrador o Anaya. Ahora, lo que está por ver es si en los próximos 80 días el candidato de la coalición Por México al Frente es capaz de restar la ventaja que le lleva el candidato de Juntos Haremos Historia.