Buenos días mis chavos, bienvenidos a la semana donde festejaremos al mero mero papas fritas de las papas fritas: Benito Juárez, quien al asumir el cargo del Poder Ejecutivo defendió el proceso constitucional de 1857, consolidó trascendentales reformas para el Estado y salvaguardó la soberanía y libertad del pueblo mexicano. A pesar de la atareada administración pública que tuvo que organizar y gestionar, fue una persona que encontraba momentos para sus asuntos privados, como su alimentación.
A partir de un documento intitulado Diario del gasto de
la Casa del Señor presidente de la República don Benito Juárez, resguardado en
el Archivo General de la Nación, podemos conocer propiamente lo que se llegó a
consumir entre mayo y junio de 1860 dentro de la casa presidencial, la cual
para aquel momento había sido establecida en Veracruz, estado que se había
transformado en bastión de las fuerzas constitucionalistas, las cuales para
aquellos meses pudieron disfrutar un lapso de paz después de haber resistido el
sanguinario cañoneo de marzo ordenado por Miguel Miramón sobre la ciudad de
Veracruz.
La alimentación del presidente y su familia se componía de proteínas, cereales, verduras, frutas y uno que otro postre. Entre la variedad cárnica que se concurría a servir se encontraba res, puerco y pollo, en ocasiones se compraba conejo, pescado y venado. Se preparaban también platillos a base de riñones, sesos, tasajo, longaniza, jamón, quesos y huevos.
Los frijoles, lentejas, papas, camotes, arroz y maíz fueron
los tubérculos, legumbres y cereales que acompañaban a los platillos
principales, con su respectiva porción de verduras y frutas como nabos,
lechuga, berenjena, chícharos, elotes, col, chayote, acelgas, calabazas,
nopales y tomates, entre otros productos.
Como postre se degustaban algunos antojitos propiamente de
la tierra natal de Benito Juárez como las famosas regañadas oaxaqueñas, el
chocolate oaxaqueño y el pan de yema oaxaqueño, también tenía el presidente un
gran gusto por el pan chiapaneco denominado capricho. Otros postres que fueron
de gran aprecio en las épocas de calor eran los helados y nieves. En ocasiones
se prefería mejor un postre más saludable como un plátano dominico, un mago o
una buena rebanada de piña.
En esta ocacion vamos a preparar las Regañadas Oaxaqueñas,
un pan dulce tradicional de los pueblos zapotecas en el Itsmo de Tehuantepec
que originalmente se hacían solo para semana santa. Una verdadera delicia que
les encantará preparar en casa.
En localidades como Juchitán y Unión Hidalgo existen
familias con más de 4 generaciones elaborando este pan dulce tan tradicional en
la zona del Itsmo de Tehuantepec.
Estos dulces bocados es algo que de pronto olvidamos que
también existen en Oaxaca y forman parte de su gastronomía, más allá de los
moles, chapulines, el chocolate y platillos típicos que siempre vienen a
nuestra mente de este rico estado.
Vamos a necesitar
1kg de harina
350g de manteca
250g de azúcar
1 taza de agua fría
1 cucharada de royal
1 cucharada de sal
Para preparar las regañadas oaxaqueñas lo primero que haremos será disolver la sal con la taza de agua, mezclamos muy bien asegurándonos de que no quede ni un grano de sal.
Ahora cernimos la harina con el royal sobre una superficie
plana y hacemos una fuente o hueco en el centro y ahí añadimos la manteca
comenzamos a amasar y poco a poco vamos añadiendo el agua mientras amasamos
hasta formar una pasta que debe quedar suave. Esta es la parte que necesitará
más de nuestro tiempo para la preparación ya que debe amasarse por un buen rato
hasta obtener la consistencia suave que requerimos.
Ya que esta lista la masa o pasta, vamos a formar bolitas
como de unos 30g y las colocamos sobre un tazón o charola y las dejamos reposar
unos 30 minutos tapadas con un trapo húmedo.
Prendan el horno a la temperatura más alta, eso ayuda a que
el pan se dore.
Pasado este tiempo, cubrimos con mucha harina la superficie
plana y tomamos una bolita y la aplastamos hasta formar una tortilla, no se
preocupen si no esta delgada, ya que la hicimos con la mano las vamos a
extender con el rodillo o con una botella lisa, hasta hacerla delgada, le damos
una vuelta como si fuera una quesadilla y le volvemos a pasar el rodillo o la
botella. No importa si no les quedan redondas, al contrario, suelen tener más
la forma de un triángulo. Vayan extendiendo con suficiente harina para que no
se peguen y las van colocando una a una sobre charolas para el horno bien
cubierta de manteca de cerdo para que no se peguen las regañadas oaxaqueñas.
Con estas cantidades les pueden salir unas 30 a 40. Así que
pueden hacerlas y colocarlas una sobre de otra para irlas metiendo al horno.
Ya sobre las charolas las espolvoreamos de azúcar blanca y
en el centro un poco de azúcar morena pintada con polvo rojo o si encuentran
azúcar de colores le ponen un puñito para que adorne el centro.
Ahora las metemos al horno entre 15 a 20 minutos, notarán
que se van dorando y esponjando, si ven que están antes retiren del horno.
Sacamos el horno, dejamos reposar y se pueden guardar en bolsas de plástico
para que se conserven.
Y listooooooo, disfrute de sus regañadas y siéntanse como benemérito
de las Américas.
Sacado de los sabores de mexico punto com y de doble u doble
u doble u punto gob punto emeequis