Marie Kondo tiene razón, por más que muchos no la tomen demasiado en serio. La popular autora especializada en el orden en la casa y la oficina ayuda en algo más que acomodar la ropa. Veamos: “Como es adentro es afuera” es una de las llamadas leyes de correspondencia del budismo. ¿Qué significa? Que todo lo que sientes, percibes y vives en tu mundo interior -aunque sea inconscientemente- se manifiesta de alguna forma en el exterior. De allí que el caos externo y el desorden permanente en tu vida, tanto sea en lo personal y en el trabajo, dice mucho más de ti de lo que imaginas.
Los estudios científicos que analizan los comportamientos humanos han establecido que el acumulamiento de cosas y el desorden están relacionados con diferentes clases de miedos.
El miedo al cambio, el miedo a sentirse olvidado o dejado de lado, a la carencia y a ser poco considerado por los demás, simbolizan también una confusión interna, falta de foco en lo esencial, tendencia a la procrastinación (postergar las cosas) y a la imposibilidad de conducir las riendas de tu vida.
Un ejemplo práctico que posiblemente a todos nos ha pasado, sin necesidad de invertir en dólares en Marie y sus discípulas: tu closet estaba completamente desordenado, y con muchísima ropa y artículos que no utilizabas hace meses o años. Un día tomas la decisión de ordenarlo; empiezas a descartar lo que sabes que no utilizarás; acomodas a tu gusto; clasificas los productos y… ¡magia! Surgió una energía imparable que te lleva a estar de madrugada limpiando y ordenando las alacenas de la cocina, la biblioteca y tu escritorio en casa.
El efecto nocivo de la energía acumulada
La energía acumulada que no canalizas o drenas convenientemente se estanca. Al igual que el agua en una pecera, tu vida necesita de oxígeno. Tomar acción sobre el desorden y el caos externo es una forma de hacerlo.
Cuando completas las acciones -por ejemplo, ordenar el caos- el resultado es que instantáneamente te sientes más libre, enfocado y disponible. ¿Cómo sucede? Fundamentalmente porque has liberado energía trabada dentro tuyo, que quizás no eras consciente que tenías. Al remover esos espacios internos aparece mucha más capacidad “de almacenaje” para procesar nuevas experiencias.
Si bien algunas teorías del caos organizativo lo asocian con cierta capacidad creativa, no hay nada de malo en cierto desorden por momentos; el tema es cuando se vuelve patológico, recurrente y sostenido en el tiempo. En un lugar inconsciente estás resistiéndote a cambiar y evolucionar. Un ejemplo de ello son las personas que padecen de la patología psiquiátrica de acumulación compulsiva, hasta niveles asfixiantes. Al no poder manifestar externamente lo que sienten, su angustia, decepción y frustración por lo que les pasa, literalmente “se lo comen” (en muchos casos también aumentan de peso o se abandonan físicamente hasta niveles alarmantes).
Acumular papeles y tareas sin hacer significa falta de responsabilidad o de habilidad para gestionar los asuntos. Mantener objetos rotos o dañados o perder meses o años pensando en que los vas a reparar y no lo haces, simbolizan sueños y promesas rotas. No arreglar algo que te complica la vida, por ejemplo, una canilla que gotea, se entiende como que hay problemas de dejar fluir la salud y la abundancia en general.
Si el desorden es en tu cuarto, inclusive en el closet, significa que dejas todo por la mitad y que la estabilidad es algo que te cuesta, aunque te quejas de que es lo que quisieras. Si te resistes a ordenar tu agenda y acumulas papeles, comprobantes y boletas y no los pasas a otro sistema de archivo, significa energía estancada en asuntos menores, que no te permiten progresar.
Si eres jefe o líder y pides a todo tu equipo reportes y rendiciones de cuenta, y pocas veces las revisas, es que tienes afán de control e, inconscientemente, de tenerlos a todos “a tu servicio” para satisfacer alguna necesidad interna no satisfecha.
10 claves prácticas para resolver el desorden
- Los objetos y lugares cargan energía. Todo lo que heredas, o el nuevo apartamento y oficina que ocupas, está impregnado de energía de quienes te antecedieron. Habrás percibido algunas veces esta carga que no coincide con la tuya; incluso no sabías a qué obedece. Limpia las paredes o píntalas completamente.
- Desordenas y ordenas de inmediato. Cualquier cosa de orden que te lleve menos de un minuto, hazlo en el momento. Lo que te lleve hasta cinco, lo completas dentro de esa hora; y lo que te lleve hasta media hora, lo programas dentro del mismo día.
- Mantén tu closet al día. Al estilo japonés, o como prefieras, clasifica la ropa por estaciones; y obsequia a la caridad o a quienes lo necesiten aquellas prendas que ya hace más de un año que no utilizas.
- Limpia y ordena tu escritorio. Clasifica los papeles en folders bien rotulados; los tarjeteros y contactos digitales por alfabético. Establece una sola forma de ingresar datos en tus sistemas del ordenador. Haz una limpieza completa cada seis meses. Lo mismo vale para el orden en tu computador personal o servidores que compares, y los mails que se acumulan sin procesar en tu bandeja de entrada.
- Libros y otros materiales de recreación. Sólo uno a la vez. Una pila de libros sin leer no te ayudará a terminar siquiera uno. Declara completo aquellos textos que -¡sí, lo sabes!- jamás vas a leer. Dónalos a una biblioteca u obséquialos a quien los necesite.
- Controla tus impulsos de consumo. Antes de comprar cosas, pregúntate: ¿Es verdaderamente imprescindible? ¿Lo necesito? ¿Lo quiero?, y escoge según tu mejor criterio: no por impulso.
- La compulsión a comprar cosas denota emocionalidad inestable. Un capítulo especial para los momentos de bajón y tristeza, que suelen “rellenarse” con salir a consumir cualquier cosa. Conócete profundamente y no intentes tapar lo que sientes comprando objetos.
- Pide ayuda profesional. Hay casos en que requerirás de un psicólogo, psiquiatra, consejero o coach experto para que te acompañe en el proceso de resolver el caos en el que vives.
- Mantén tus finanzas lo más al día que sea posible. Te traerá tranquilidad mental y de espíritu. Si no puedes estar meticulosamente en regla, al menos ten registradas todas tus entradas y salidas, y las deudas, separadas por rubros.
- Asume las consecuencias. Vivir en forma desordenada te sume en mayor caos e incertidumbre, tristeza y hasta depresión. Hazte responsable de tu vida, corrigiendo a cada paso, hasta que el orden sea un hábito permanente.
Tomado de aqui.