3.04.2021

Homenaje a los culos


Era un niño aún cuando conocí Cancún, quedé impactado por el color del mar, por las dunas de arena, por lo bonito de los hoteles, por el espacio inmenso que se veía desde las calles hasta el cielo y sobre todo quedé impactado por la libertad que se sentía al andar por sus calles, la variedad de personas de todas las razas, rasgos físicos que yo jamás había visto, gente de todo el mundo reunida en un solo lugar, vi gente realizar actividades que estarían prohibidas en cualquier otra ciudad pero que aquí estaban permitidas, vi gente beber en las calles, patinar en bikini, bailar en las banquetas, y cosas asi pero ahora viéndolo en retrospectiva creo que lo que en realidad me hechizó y me motivó a vivir aquí fueron los culos, la cantidad impresionante de culos que se veía por todos lados.

Siendo aún casi un adolescente me mudé a Cancun y desde entonces, hace ya más de 20 años he pasado por varias etapas, y hoy me doy cuenta que siempre han estado presentes los culos, culos, culos, culos por todos lados, de todos tamaños , formas, colores y estilos, grandes, pequeños, blancos, rojos, negros, pero todos bonitos, muy bonitos, admirables, bellos, divinos, culos preciosos.

Cuando hablo de culos, me refiero a la parte anatómica trasera de las mujeres, al conjunto que forman sus nalgas, sus caderas y el toque particular que cada culo tiene, pero con una particularidad; están en traje de baño, todos los culos deben de ir en traje de baño, cuando hablo de culos hablo de mujeres en traje de baño presumiendo su hermoso trasero en algún traje de baño, ya sea pequeño, grande, colorido, de una pieza, de dos piezas, de cuerpo completo, bikini, tanga, cachetero, hilo dental, tipo boxer, burkini, he visto toda clase de culos en traje de baño, trajes baratos, trajes carísimos, de diseñador o de supermercado, no importa como vayan, todos son encantadores, creo que los he visto vestidos de todas las maneras posibles y todos me han parecido dignos de admiración.

Los he visto andar metidos en esos hermosos trajes de baño, a veces disimulados con algún pareo o en vestidos de playa, los he visto en infinidad de situaciones, andando en la playa, tiradas en un camastro, sentadas en un restaurante, paseando por el boulevard, patinando, andando en bici, comprando en el oxxo, formadas para entrar al beach club, los he visto limpiecitos y frescos como lechuga, también los he visto sucios de arena o de polvo en los parques ecoturísticos, enrojecidos por el sol, marcados por los asientos o por las hamacas, los he visto tiernos, lozanos, lisos y diáfanos como una fresca mañana y los he visto también viejos, arrugados y turbios como noche de tormenta. También los he visto sin ropa, sin más cubierta que una fina capa de protector solar o a veces ni siquiera por eso, los he visto bajo la fina transparencia del agua del mar, bajo el agua de una alberca o en la cubierta de un yate, en la proa de una lancha de paseo, he visto culos siempre, los culos han acompañado mi vida, han acompañado mi estancia en este paraíso desde hace más de 20 años.

Cuando hablo de culos quiero pedirles que entiendan algo, no lo hago con morbo, no lo hago con tintes sexuales o groseros, quiero dejar bien en claro que es con admiración, con veneración, con un absoluto y total respeto hacia las bellas damas que a lo largo de todo este tiempo han deleitado mis sentidos visuales con su hermoso culo. Quiero dejar en claro también que nunca le falté al respeto a ninguna, ni mucho menos me aproveché de las diferentes circunstancias que me ha tocado vivir en la hermosa compañía de los culos, circunstancias que muchas veces se han visto aderezadas con una buena borrachera o con mujeres que han sentido que las drogas no les hacen perder su integridad.

Recién llegado a Cancún descubrí la playa nudista de Tulum, la primera vez que estuve ahí fue por cuestiones de aprendizaje, de conocer el entorno que me rodeaba, yo ignoraba por completo que la playa era nudista, pero resulta que un bien domingo tomé mi mochila y me fui a explorar las antiguas ruinas mayas de Tulum, una vez conseguido ese objetivo quise explorar un poco más y empecé a caminar sobre la playa rumbo al sur, y cuál sería mi sorpresa, qué dios habrá puesto en mí su bendición que tuve la dicha de llegar a lo que para mi se convertiría en los próximos dos años en lo más parecido al cielo en la tierra, el verdadero paraíso, llegué a una playa nudista de casi un kilómetro de largo, a partir de entonces procuraba ir al menos una vez al mes, me gustaba estar allí, observar ese hermoso color turquesa del mar, la inmensidad del océano, el cielo de un azul intenso y el sol brillando a todo lo que daba sobre ese incontable número de culos me hacía sentir diferente, no puedo explicar porqué , simplemente me gustaba estar alla, el paisaje es indescriptible.

Con el tiempo, y explorando descubrí los clubes de playa en playa del carmen, los clubes en cancún, el spring break, el summer break, el festival de jazz, filas de culos, culos enfilados como si fuera un desfile de hormigas esperando entrar o saliendo de las fiestas de música, espuma y tequila, desvergue total, culos, culos y mas culos, bailando y bebiendo a veces hasta quedarse dormidas en la arena, en los camastros o en las banquetas de las avenidas.

A veces solo, a veces con amigos, andando en lugares donde abundaban los culos tuve la fortuna de ligar a unas morras, pero repito, nunca en mal plan, siempre fue con respeto y nunca, al menos yo nunca me aproveché de su poca experiencia con el alcohol, bebían como imbéciles, sobre todo tequila y terminaban muchas veces super vulnerables, pero mis intenciones más que de ligue, era simplemente estar allí, rodeado de culos, viéndolos, mirándolos, disfrutando de su compañía. Hubo noches en las que me amaneció esperando a la salida de algún antro esperando que se le bajara la borrachera a algún culito para que sana y salva se encaminara a su hotel.

Con el tiempo los compromisos y los intereses van cambiando y hubo una época en que mi mayor distracción estuvo en los gyms, y, gracia divina los gyms estaban llenos, a rebosar de culos, esas licras divinas a las que ningún cuerpo se resiste para lucir un buen culo, me pasaba horas en los gyms viendo culos, conociendo, disfrutando de los culos, también durante mi etapa de runner, dioses, cuánta belleza vi reflejada en los otros tantos miles de culos enfundados en trajes de corredora con los cuales anduve kilómetros y kilómetros de pista o de calle en entrenamiento o en competencia. Por ver deliciosos culos era capaz de pararme a las 4 de la mañana todos los días y correr 10 o 15 kilómetros antes del amanecer

Alguna vez llegué a pensar que ver culos ya no me sorprendía, he visto miles, todos los dias veo decenas o cientos, para mi era algo tan natural que nunca pensé que los extrañaría o que algún día no estarían alla, formando parte del paisaje de Cancún, pero entonces llegó la pandemia, los hoteles cerraron, los turistas dejaron de llegar, los eventos deportivos cerraron, y los culos se esfumaron, se resguardaron en casa, me privaron de admirarlos y me di cuenta que fui afortunado al haberlos podido disfrutar pero también empecé a extrañarlos.

Afortunadamente y gracias al mejor presidente que hemos tenido en toda la historia y que ningún país tuvo la fortuna de tener, hoy estamos en semáforo amarillo y los culos nuevamente han empezado a salir, a frecuentar los lugares que acostumbran y yo me doy cuenta que me siguen sorprendiendo, que no son parte del paisaje natural, que la belleza y el impacto de los culos nunca dejará de sorprenderme y que yo nunca dejaré de agradecer a los dioses por tan bello regalo.

Saludos desde el paraíso de los culos.
 
Cortesía de Bashapal