Al público en general:
En vista de la próxima llegada del equinoccio de primavera, es inminente el arribo de una desmesurada cantidad de personas a las zonas arqueológicas (incorrectamente llamadas "ruinas") de todo el territorio nacional, hecho que lleva a las siguientes peticiones:
-NO ingresen a las zonas con la intención de subir a cualquiera de las edificaciones para "cargarse de buenas vibras", tal cosa NO existe y lo único que causa es el deterioro más acelerado de las construcciones.
-NO tiren basura, o por lo menos tengan la decencia y urbanidad de levantarla, se supone que ingresan personas, no cerdos.
-Guarden perfectamente bien las envolturas de las gomas de mascar, es impresionante el deterioro que causan cuando se pegan en el pavimento o cuando llegan al drenaje, imagínense los estragos que dejan sobre los antiquísimos recintos. Si es mucho pedir que conserven la envoltura pueden tragarse el chicle, ustedes eligen.
-Bajo ninguna causa, motivo, razón o circunstancia plasmen su apasionado amor o su espíritu anárquico con grafitis sobre las construcciones. Si tanto ama el Brayan a la Nataly o si es de vital importancia divulgar que peña nieto es entusiasta de la bandera multicolor y que debe ir a agredir sexualmente a la que lo parió, acudan con un tatuador de esos que cobran $100 y garabatéense la región glútea con las consignas que sean de su agrado, JAMÁS en los edificios.
-Los alimentos se consumen fuera de las zonas arqueológicas, nunca en el interior. Por más estudios realizados a la cosmogonía precolombina, hasta el momento no se han encontrado indicios de que Tezcatlipoca, Coatlicue, Kukulkán, Quetzalcóatl o Tláloc hayan sido devotos de los dorilocos, los chicharrones preparados o las tortas de queso de puerco con frijoles y aguacate; por lo tanto no es posible dejar vestigio alguno de tan completo régimen alimenticio.
No le den en la madre en un lapso de 12 horas a algo que ha sobrevivido más de cinco siglos.
Muchas gracias.
Muchas gracias.
