6.15.2023

EL PRINCIPADO DE SEALAND PARTE I

Durante la Segunda Guerra Mundial, el gobierno británico construyó varias islas fortaleza en el mar del Norte con el fin de defender sus costas de la invasión alemana. Alguna de estas fortalezas fueron construidas en aguas internacionales de manera ilegal.

En este tipo de fortalezas marítimas se alojaba la tropa necesaria para operar y mantener el armamento antiaéreo destinado a derribar aviones y misiles alemanes. Estaban situadas a lo largo de la costa este de Inglaterra, en el límite de las aguas territoriales británicas. Uno de estos fuertes, una construcción de hormigón y acero, fue la ahora famosa Roughs Tower, situada en el mar del Norte. En contra del plan original de emplazar la torre en aguas territoriales bajo soberanía británica, esta fortaleza se colocó a una distancia de la costa de aproximadamente 7 millas náuticas, es decir, más del doble de las 3 millas que por aquel entonces se consideraban aguas territoriales por parte de la comunidad internacional. En pocas palabras, esta isla fue erigida ilegalmente en aguas internacionales del mar del Norte, ya que en tiempos de guerra esta restricción se pasó por alto. Después de la Segunda Guerra Mundial, el Almirantazgo británico retiró al personal naval y a los marinos de todos estos fuertes. El Reino Unido nunca más se ocupó de estos fuertes, por lo que quedaron a merced de la naturaleza y las inclemencias del tiempo, renunciando así a su soberanía. A diferencia de la fortaleza de Sealand, todos los demás fuertes situados fuera de los límites internacionales del Reino Unido fueron demolidos posteriormente. Esto dio lugar a la singularidad de la fortaleza Roughs Tower, situada en alta mar, que había sido abandonada y desertada, «res derelictae» y «terra nullis». Por lo tanto, desde el punto de vista jurídico, se trataba de un territorio extranacional. Esto allanó el camino para su ocupación.



A principios de los años 60, Roy Bates, un comandante del ejército británico, instaló una emisora de radio en un antiguo fuerte naval abandonado en alta mar conocido como «Knock John». La teoría detrás de este emplazamiento responde a un intento por eludir las drásticas restricciones de radiodifusión de la época, que permitían poco más que emisiones formales por parte de la BBC.

La emisora de Roy, «Radio Essex», y otras similares, eran conocidas familiarmente como emisoras de radio «pirata», muy queridas por la audiencia británica, ya que ofrecían todo lo que la BBC no podía proporcionar en ese momento: música pop y presentadores divertidos.

En los años que siguieron, Roy mantuvo una infructuosa batalla legal con el gobierno del Reino Unido, que cuestionaba la legalidad de su ocupación de dicho fuerte. Se dictaminó que «Knock John» estaba bajo la jurisdicción del Reino Unido. Tras este contratiempo, Roy sopesó las opciones que tenía a su alcance. Roughs Tower, otra fortaleza abandonada idéntica en construcción al Knock John, se erigía más alejada de la costa y, lo que era más importante, se encontraba fuera del límite de las tres millas hasta el que se extendía la jurisdicción del Reino Unido. Roy ocupó Roughs Tower en la víspera de la Navidad de 1966 con la intención de relanzar su inactiva emisora de radio. Pero fue entonces cuando concibió un plan totalmente diferente. Asesorado por sus abogados, Roy decidió declarar esta isla fortaleza como el Estado independiente de Sealand, reclamando el «ius gentium» (derecho de gentes) sobre una parte del mundo que era «terra nullius» (tierra de nadie).

 


El 2 de septiembre de 1967, acompañado por su esposa Joan en el día de su cumpleaños, su hijo Michael (14), su hija Penelope (16) y varios amigos y seguidores, Roy declaró el Principado de Sealand. La creación de este país estuvo marcada por el izado de una bandera de nuevo diseño, y como regalo de cumpleaños extremadamente romántico, la concesión de un nuevo título a su querida esposa, que sería conocida a partir de ese momento como «Princesa Joan».

Tras la declaración de independencia, el hijo de Roy, el príncipe Michael, resistió nada menos que siete intentos de invasión armada, empleando un arsenal de fusiles, cócteles molotov y proyectiles caseros. A finales de 1968, Sealand se vería abocado a luchar por sobrevivir desde varios frentes, ya que el gobierno británico se había dado cuenta de los posibles problemas que planteaba un nuevo país a siete millas de su costa.

 


Las autoridades británicas, dispuestas a aniquilar la nueva nación, ordenaron a los militares británicos que expulsaran al príncipe Roy y destruyeran la Torre Roughs. Los militares británicos estaban dispuestos a resolver este problema de forma rápida y discreta por temor a posibles repercusiones, ya que ellos mismos habían emplazado la fortaleza ilegalmente en aguas internacionales. Buques de guerra británicos entraron en varias ocasiones en aguas territoriales reclamadas por el Príncipe Roy. Tras varios intentos fallidos de tomar la fortaleza por la fuerza (y una vez por sorpresa), la Marina británica se retiró. En otra ocasión, una incursión de un buque del Gobierno del Reino Unido en las aguas de Sealand llevó al príncipe Michael a tomar medidas defensivas decisivas lanzando disparos de advertencia desde la fortaleza. El príncipe Michael conservaba la nacionalidad británica, por lo que fue, a su regreso a Gran Bretaña, fe acusado de varios delitos y citado ante un tribunal inglés. El resultado de este juicio fue un rotundo éxito para la reivindicación de la soberanía de Sealand. En su sentencia del 25 de noviembre de 1968, el tribunal se declaró no competente en el caso de Roy y Michael de Sealand, ya que no podía ejercer jurisdicción alguna fuera del territorio del Reino Unido. Este fue el primer reconocimiento de facto del Principado de Sealand. La ley británica había sentenciado que Sealand no formaba parte del Reino Unido y que no era reclamado por ninguna otra nación, por lo que la declaración del príncipe Roy de un nuevo estado fue confirmada de facto. En 1990 se produjo otro incidente con armas de fuego al desviarse un barco demasiado cerca de Sealand por lo que se volvieron a realizar disparos de advertencia desde Sealand. La tripulación del barco protestó ante las autoridades británicas y un periódico nacional publicó un artículo sobre el incidente. Sin embargo, a pesar de la severa prohibición del uso de armas de fuego en el Reino Unido, las autoridades británicas jamás investigaron el caso. Esta es una clara señal de que Gran Bretaña considera que Sealand está fuera de su jurisdicción.

Y como se que ya no van a "ler" mas, el dia de mañana lo continuamos.

Sacado de sealandgov punto org