Durante la Segunda Guerra Mundial, el gobierno británico construyó varias islas fortaleza en el mar del Norte con el fin de defender sus costas de la invasión alemana. Alguna de estas fortalezas fueron construidas en aguas internacionales de manera ilegal.
En este tipo de fortalezas marítimas se alojaba la tropa necesaria para operar y mantener el armamento antiaéreo destinado a derribar aviones y misiles alemanes. Estaban situadas a lo largo de la costa este de Inglaterra, en el límite de las aguas territoriales británicas. Uno de estos fuertes, una construcción de hormigón y acero, fue la ahora famosa Roughs Tower, situada en el mar del Norte. En contra del plan original de emplazar la torre en aguas territoriales bajo soberanía británica, esta fortaleza se colocó a una distancia de la costa de aproximadamente 7 millas náuticas, es decir, más del doble de las 3 millas que por aquel entonces se consideraban aguas territoriales por parte de la comunidad internacional. En pocas palabras, esta isla fue erigida ilegalmente en aguas internacionales del mar del Norte, ya que en tiempos de guerra esta restricción se pasó por alto. Después de la Segunda Guerra Mundial, el Almirantazgo británico retiró al personal naval y a los marinos de todos estos fuertes. El Reino Unido nunca más se ocupó de estos fuertes, por lo que quedaron a merced de la naturaleza y las inclemencias del tiempo, renunciando así a su soberanía. A diferencia de la fortaleza de Sealand, todos los demás fuertes situados fuera de los límites internacionales del Reino Unido fueron demolidos posteriormente. Esto dio lugar a la singularidad de la fortaleza Roughs Tower, situada en alta mar, que había sido abandonada y desertada, «res derelictae» y «terra nullis». Por lo tanto, desde el punto de vista jurídico, se trataba de un territorio extranacional. Esto allanó el camino para su ocupación.
A principios de los años 60, Roy Bates, un comandante del
ejército británico, instaló una emisora de radio en un antiguo fuerte naval
abandonado en alta mar conocido como «Knock John». La teoría detrás de este
emplazamiento responde a un intento por eludir las drásticas restricciones de
radiodifusión de la época, que permitían poco más que emisiones formales por parte
de la BBC.
La emisora de Roy, «Radio Essex», y otras similares, eran conocidas familiarmente como emisoras de radio «pirata», muy queridas por la audiencia británica, ya que ofrecían todo lo que la BBC no podía proporcionar en ese momento: música pop y presentadores divertidos.
En los años que siguieron, Roy mantuvo una infructuosa
batalla legal con el gobierno del Reino Unido, que cuestionaba la legalidad de
su ocupación de dicho fuerte. Se dictaminó que «Knock John» estaba bajo la
jurisdicción del Reino Unido. Tras este contratiempo, Roy sopesó las opciones
que tenía a su alcance. Roughs Tower, otra fortaleza abandonada idéntica en
construcción al Knock John, se erigía más alejada de la costa y, lo que era más
importante, se encontraba fuera del límite de las tres millas hasta el que se
extendía la jurisdicción del Reino Unido. Roy ocupó Roughs Tower en la víspera
de la Navidad de 1966 con la intención de relanzar su inactiva emisora de
radio. Pero fue entonces cuando concibió un plan totalmente diferente.
Asesorado por sus abogados, Roy decidió declarar esta isla fortaleza como el
Estado independiente de Sealand, reclamando el «ius gentium» (derecho de
gentes) sobre una parte del mundo que era «terra nullius» (tierra de nadie).
El 2 de septiembre de 1967, acompañado por su esposa Joan
en el día de su cumpleaños, su hijo Michael (14), su hija Penelope (16) y
varios amigos y seguidores, Roy declaró el Principado de Sealand. La creación
de este país estuvo marcada por el izado de una bandera de nuevo diseño, y como
regalo de cumpleaños extremadamente romántico, la concesión de un nuevo título
a su querida esposa, que sería conocida a partir de ese momento como «Princesa
Joan».
Tras la declaración de independencia, el hijo de Roy, el
príncipe Michael, resistió nada menos que siete intentos de invasión armada,
empleando un arsenal de fusiles, cócteles molotov y proyectiles caseros. A
finales de 1968, Sealand se vería abocado a luchar por sobrevivir desde varios
frentes, ya que el gobierno británico se había dado cuenta de los posibles
problemas que planteaba un nuevo país a siete millas de su costa.
Las autoridades británicas, dispuestas a aniquilar la nueva
nación, ordenaron a los militares británicos que expulsaran al príncipe Roy y
destruyeran la Torre Roughs. Los militares británicos estaban dispuestos a
resolver este problema de forma rápida y discreta por temor a posibles
repercusiones, ya que ellos mismos habían emplazado la fortaleza ilegalmente en
aguas internacionales. Buques de guerra británicos entraron en varias ocasiones
en aguas territoriales reclamadas por el Príncipe Roy. Tras varios intentos
fallidos de tomar la fortaleza por la fuerza (y una vez por sorpresa), la
Marina británica se retiró. En otra ocasión, una incursión de un buque del Gobierno
del Reino Unido en las aguas de Sealand llevó al príncipe Michael a tomar
medidas defensivas decisivas lanzando disparos de advertencia desde la
fortaleza. El príncipe Michael conservaba la nacionalidad británica, por lo que
fue, a su regreso a Gran Bretaña, fe acusado de varios delitos y citado ante un
tribunal inglés. El resultado de este juicio fue un rotundo éxito para la
reivindicación de la soberanía de Sealand. En su sentencia del 25 de noviembre
de 1968, el tribunal se declaró no competente en el caso de Roy y Michael de
Sealand, ya que no podía ejercer jurisdicción alguna fuera del territorio del
Reino Unido. Este fue el primer reconocimiento de facto del Principado de
Sealand. La ley británica había sentenciado que Sealand no formaba parte del
Reino Unido y que no era reclamado por ninguna otra nación, por lo que la
declaración del príncipe Roy de un nuevo estado fue confirmada de facto. En
1990 se produjo otro incidente con armas de fuego al desviarse un barco
demasiado cerca de Sealand por lo que se volvieron a realizar disparos de
advertencia desde Sealand. La tripulación del barco protestó ante las
autoridades británicas y un periódico nacional publicó un artículo sobre el
incidente. Sin embargo, a pesar de la severa prohibición del uso de armas de
fuego en el Reino Unido, las autoridades británicas jamás investigaron el caso.
Esta es una clara señal de que Gran Bretaña considera que Sealand está fuera de
su jurisdicción.
Y como se que ya no van a "ler" mas, el dia de mañana lo continuamos.
Sacado de sealandgov punto org