Entregarse a los brazos de Morfeo y hacer una siesta con regularidad puede ser la clave para tener un cerebro sano y más grande durante más tiempo.
Eso fue lo que concluyó una investigación del University
College de Londres (UCL) que demostró que aquellas personas que duermen siesta
tenían un cerebro 15 centímetros cúbicos más grande, lo que equivale a retrasar
su envejecimiento entre tres y seis años.
La clave, acotan los científicos, es que las siestas duren
menos de media hora.
"Estamos sugiriendo que todo el mundo podría
potencialmente experimentar algún beneficio de la siesta", le dijo la
doctora Victoria Garfield, quien describió los resultados como "bastante
novedosos y emocionantes".
El problema, aseguran, se presenta con la cultura laboral
de la sociedad moderna donde se suele desaprobar esa práctica, lo que hace
prácticamente imposible que las personas puedan dormir durante el día.
Desde el nacimiento
Dormir la siesta es fundamental para el desarrollo de los
bebés, pero se vuelve menos habitual a medida que vamos envejeciendo.
Sin embargo, su popularidad resurge tras la jubilación: un
27% de las personas mayores de 65 años afirma dormir la siesta.
Para la doctora Garfield la gente debería tomar seriamente
el consejo de dormir la siesta ya que se trata de "algo bastante
fácil" de hacer en comparación con la pérdida de peso o el ejercicio, que
suele ser más "difícil para mucha gente".
Si bien el dormir la siesta puede retrasar que se encoja el
cerebro como pasa de forma natural con la edad, no está claro su papel en
ayudar a prevenir enfermedades como el Alzheimer.
La salud general del cerebro es importante para protegerlo
contra la demencia, y esta enfermedad está relacionada con los trastornos del
sueño.
Los investigadores sugieren que dormir mal daña el cerebro
con el tiempo al provocar inflamación y afectar a las conexiones entre las
células cerebrales.
Tomando en cuenta este vínculo, la investigadora uruguaya
Valentina Paz, de la Unidad del MCR para la salud y el envejecimiento de UCL,
cree que “dormir la siesta con regularidad podría proteger contra la
neurodegeneración al compensar el sueño deficiente".
No obstante, la doctora Garfield considera que no se trata
simplemente de encontrar un lugar cómodo para echar una cabezadita en el
trabajo, por lo que prefiere optar por otras formas de cuidar su cerebro.
¿Cómo encontrar la respuesta?
Estudiar la siesta puede ser todo un desafío para los
científicos.
Por un lado puede mejorar la salud, pero por el otro
también es cierto que puede dejarnos tan cansados que necesitamos dormir más.
Así que los investigadores utilizaron una técnica novedosa
para demostrar que la siesta es beneficiosa basándose en el ADN -el código
genético- con el que nacemos.
Estudios anteriores han identificado 97 fragmentos de
nuestro ADN que nos hacen más propensos a dormir la siesta o a pasar el día con
más energía.
El equipo tomó los datos de 35.000 personas de entre 40 y
69 años como parte del proyecto Biobank en Reino Unido y comparó a los
"dormilones" con los "no dormilones".
Los resultados, publicados en la revista Sleep Health,
mostraron una diferencia de 15 centímetros cúbicos, equivalente a entre 2,6 y
6,5 años de envejecimiento.
En el estudio, los volúmenes cerebrales totales eran de
unos 1.480 centímetros cúbicos.
"Me gustan las siestas cortas los fines de semana y
este estudio me ha convencido de que no debería sentirme perezosa haciendo la
siesta. Puede que incluso esté protegiendo mi cerebro”, dijo la profesora Tara
Spires-Jones, de la Universidad de Edimburgo y presidenta de la Asociación
Británica de Neurociencia.
Spires-Jones apuntó que los resultados del estudio muestran
un “pequeño pero significativo aumento en el volumen del cerebro”, que se suma
a otras investigaciones que indican la importancia de dormir para la salud del
cerebro.
Aunque es importante reiterar que el estudio no se basa en
siestas largas, sino en aquellas que no duran más de media hora.
Sacado de la bbc