7.04.2019

Jueves de Lumbreras - Libros eróticos que han generado polémica

“El sexo sólo es sucio si se hace bien”. 
Woody Allen

Mis queridos sádicos,

Hace algunos días, un comentarista local narraba sus peripecias sexuales. Con una narrativa sumamente cuidada y al mismo tiempo escandalizadora, fuimos testigos de una trama anecdótica de alto contenido erótico que a más de uno nos erizó la piel e hizo rememorar los textos más sórdidos de don Donatien Alphonse François de Sade. 

Por ello, en honor a nuestro marqués local y a su encomiable prosa, en este fino post les recomendaré un par de los textos más impúdicos que he tenido la oportunidad de leer (recientemente), así que agárrense:

Historia del ojo
Georges Bataille



Considerada por propios y extranjeros como el pináculo de la literatura erótica, esta obra, provocadora como pocas, transgrede todos los estándares y normas de comportamiento sexual, digamos, moralmente aceptables. 

Por si creían que cometer actos de coprofagia en las inmediaciones de una agencia local de la totoya era algo oprobioso, inmoral y digno de escándalo, déjenme decirles que en esta novela se tejen encuentros sexuales que involucran la orina, introducción de testículos de bueyes, leche de gato o huevos de gallina, además de violencia y una pizca de sacrilegio. Para abrir boca, les dejo el siguiente párrafo extraído del libro de marras:

Simone soñaba también que yo cogía a Marcelle desnuda en mis brazos, con el culo en lo alto, la cabeza abajo y las piernas dobladas; ella misma, vestida con una bata empapada de agua caliente y pegada al cuerpo, dejando desnudos los pechos se subía a una silla blanca. Yo enervaría sus pechos metiendo los pezones en el cañón de un revólver reglamentario cargado y recién disparado, cosa que, de entrada, nos inquietaría y, luego, daría al cañón el olor de la pólvora. Entretanto, ella derramaría desde lo alto y dejaría deslizar nata líquida sobre el ano gris de Marcelle; orinaría también en su bata o, si la bata se abriera, sobre la espalda o la cabeza de Marcelle en quien, por otro lado, también yo podría mearme. Marcelle me inundaría entonces, porque tendría mi cuello apretado entre sus muslos. También podría hacer entrar mi verga orinante en su boca.




Fanny Hill
John Cleland



La protagonista, descrita por un grande de la literatura en español, don Camilo José Cela, como una "moza alta y pelirroja, de firmes e insolentes pechos y atrayentes tobillos", narra la historia de esta joven provinciana que, llevada por sus deseos de éxito y fortuna, cae en la prostitución en las calles de Londres. 

Es allí en donde conoce a Phoebe, quien además de ser su compañera de batallas, se convierte en su institutriz y le enseña los pormenores no solo del arte más antiguo del mundo, sino también del amor lésbico. 

Es así como se convierte en amante de una cantidad no despreciable de hombres, lo que le permite ir escalando en su estatus social, al tiempo que disfruta al máximo del placer. ¿Por qué he elegido este libro? Fácil, porque fue escrito a mediados del siglo XIX, época dominada por una sociedad sumamente conservadora y poco receptiva a este tipo de literatura.

Y bien, ¿qué otro libro erótico recomiendan leer para ruborizar a los presentes?

PD. Tengo una versión con ilustraciones a mano del Kamasutra, pero esa narrativa me la reservo, con perfomance incluido, para mi niña @Leelo. 

Atentamente,
Bruno.