Buenos días jóvenes, tal vez cuando ustedes se están tomando su cocota de 600 ml han visto que tiene sellos y leyendas en el envase, y hay algunos otros refrescos sin azúcar que solamente traen la leyenda de “contiene edulcorantes artificiales, no recomendable en niños” y tal vez ustedes se pregunten que son esos mentados edulcorantes artificiales, no recomendables en niños. Pues pare de sufrir que aquí les traemos la respuesta.
Los edulcorantes artificiales son sustancias que se emplean
para reemplazar de manera parcial o total el azúcar de los alimentos ya que
poseen un mayor poder endulzante que la sacarosa, entre 30 a 300 veces más y
son más económicos. Pueden provenir de sustancias naturales como los vegetales
o del propio azúcar. El uso de edulcorantes artificiales se popularizó durante
la Primera y Segunda Guerra Mundial debido a que la crisis agrícola provocó una
reducción en la producción de azúcar. En esos momentos, la sacarina fue muy
aceptada como alternativa al azúcar, por ser un producto de bajo costo; y es
desde entonces que se han descubierto distintos edulcorantes artificiales como
aspartame, neotame, sucralosa, stevia, entre otros.
Se han reportado datos que muestran que los edulcorantes
artificiales pueden ocasionar empeoramiento de la intolerancia a la glucosa
durante un consumo aproximado de 7 días continuos. Se ha observado que la
ingesta de sacarosa provoca un aumento de la glucosa plasmática y un vaciamiento
gástrico más lento, esto probablemente debido a las modificaciones en la flora
bacteriana normal que pueden provocar estas sustancias. Incluso se han asociado
con incremento del riesgo de padecer diabetes tipo 2, no siendo una alternativa
a las bebidas azucaradas tan saludable como se pensaba, esto relacionado a las
modificaciones en el metabolismo que pueden ocasionar, principalmente
modificaciones de las respuestas normales del cuerpo durante el incremento de
glucosa e insulina tras la ingesta de alimentos.
Además, pese a que el objetivo de los edulcorantes
artificiales es reducir la ingesta calórica, pueden incrementar el consumo
calórico de manera paradójica, ya al parecer, el consumo de este tipo de
productos puede ocasionar una sensación de “falsa seguridad” de haber consumo
pocas calorías, por lo que se puede llegar a pensar que “tenemos permiso” de
consumir más alimentos en comidas posteriores.
Sustituir el azúcar por edulcorantes puede ser una
estrategia eficaz para el control de peso corporal, aunque los resultados son
contradictorios. Sin embargo, se ha observado que sustancias como sucralosa y
stevia, las cuales no se metabolizan en el cuerpo parecen ser seguras de cierta
forma, ya que la absorción intestinal es mínima o nula. Por otro lado, se
discute que los edulcorantes no poseen un poder saciador como el azúcar,
inclusive podrían causar la sensación de hambre estimulando a comer en exceso,
además podrían estimular los receptores del gusto, creando adicción al sabor
dulce. En conclusión, la evidencia actual sobre los beneficios o riesgos que
aportan los edulcorantes artificiales a la salud son aún controversiales y
requieren más estudios para obtener conclusiones precisas, por lo que debe
tener en cuenta que el consumo de todos los alimentos, no solo de edulcorantes
artificiales debe ser con moderación, ya que en exceso cualquier alimento puede
ocasionar daños a su salud.
La leyenda edulcorantes, no recomendables para niños, busca
alertar a los padres, tutores o encargados de los menores sobre los posibles
daños a la salud si se consumen, ya que puede altere la respuesta hormonal,
modificar las sensaciones de apetito y la respuesta metabólica posterior a su
consumo, provocando mayor ingesta, ganancia de peso así como la habituación al
sabor dulce debido a que su dulzor es mayor a que el del azúcar natural.
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