2.08.2023

Enamorado de mi mismo

 Hace mucho tiempo, cuando era joven, empecé a violar a mi foto. Cuando era niño mi madre solía decir que era hermoso y eso me hacía sentir increíble, me miraba en el espejo para admirar esa belleza que tanto me adjudicaban y solía llevar una foto mía a todos lados para mirarla en secreto.

Con el tiempo, me obsesioné con la apariencia de los demás, ya que creía que yo era la única persona bella, mientras eguía con la costumbre de llevar una foto mía a todos lados. Pero después de un tiempo eso no me parecía tan increíble como yo, así que empecé a masturbarme con mi foto ya que eso era lo único que podía satisfacerme, pero igual con el tiempo, eso dejó de complacerme.

La nueva rutina consistia en encerrarme en el baño con un espejo del tamaño de mi cuerpo y me masturbarme expulsando grandes cantidades de semen al reflejo de mi rostro, y eso me excitaba mucho más que masturbarme mirando mi fotografía, así que continuaba con mi extraño ritual hasta por 2 horas seguidas, disparando cargas de 6 a 7 veces hasta quedarme seco.

Cuando cumplí los diecisiete, conocí a una niña llamada Juliana, la cual era increíblemente hermosa, pero no tanto como yo. En ese tiempo yo no tenía muchos amigos, ya que todos decían que era muy engreído y que necesitaba ayuda, no entendía el por que, ya que todos eran horribles. Así, Juliana se convirtió en mi mejor y única amiga ya que pensaba que yo era hermoso.

Durante un tiempo, ella comenzó a atraerme y yo naturalmente le atraía a ella. Yo había dejado ese ritual de masturbarme con mi reflejo solo por ella, pero un día que la invité a mi casa para que conociera a mis padres encontré en mi antigua cartera la foto mía que llevaba a todos lados y me empecé a calentar a tal grado de correrla de mi casa de forma discreta y entonces entré a mi cuarto, puse la foto sobre el colchón y empecé a masturbarme recordando los viejos tiempos.

Tenía alrededor de 6 meses que no lo hacía así que cuando disparé la carga, ésta llegó hasta la pared atravesando de lado a lado la habitación y manchando la pared color menta con un color blanquecino, eso me excitó demasiado, así que tomé mi enorme pene y lo metí entre los colchones con el fin de sentir placer por pensar que me estaba violando a mí mismo. Fue doloroso, pero demasiado excitante así que repetí eso muchas veces hasta que mi colchón parecía un sándwich con mucha mayonesa. Era como estar en un río de semen.

Un día que Juliana fue de visita a mi casa para hacer una tarea en equipo, me calenté lo suficiente por verme en un espejo y soltar una carga de solo pensar en mi violando mi cuerpo. Así que corrí a mi habitación a empezar con este ritual. Me desnudé por completo, unté aceite de oliva en mi enorme miembro y, entonces metí mi enorme pene en el colchón. Estaba en el mete y saca cuando recordé mi flexibilidad y fue entonces que decidí chupar mi propio pene, eso me excitó tanto que solté una carga de tal magnitud que me salió por la nariz y las orejas, estaba en un punto de placer absoluto. Entonces ella entro de golpe mientras preguntaba el por qué tardaba demasiado y en cuanto me vio se quedó inmóvil ante esa escena. Ella gritó y salió corriendo con lágrimas en los ojos mientras yo, sin tiempo de vestirme de nuevo, la comencé a perseguir hasta la calle mientras todos mis vecinos miraban y los niños jugaban, cuando la toqué del hombro ella me dijo “¡Aléjate de mí, depravado sexual!”. Me detuve y volví a la realidad escuchando a los vecinos gritar aterrados y a mi madre escandalizada por mí, mientras yo estaba inmóvil con una gran erección y mi pene aún chorreando ya que esa situación me excitaba.

Después de ese incidente, no volví a ver a Juliana hasta hace poco, ella se cambió de instituto, pero guarde una foto de ella y desde ese día siempre me masturbo con su foto frotándola contra mi miembro de tal forma que incluso salen chispas por la fricción que ejerzo ante la imagen. Llevo 5 años haciendo esto, algunas veces la miro por la calle y cuando la veo meto mi mano al bolsillo del pantalón y me masturbo allí mismo y a veces suelto mi carga sobre los postes de luz haciendo la forma de un corazón con su nombre adentro.