11.02.2018

El caso de Camila

El pasado 24 de Octubre, la pequeña Camila desapareció mientras jugaba en la calle con su prima y unos vecinitos y como es común en estos casos, nadie vio nada o nadie quiso colaborar. Tres días después, el 27 de Octubre la pequeña fue encontrada sin vida, con rastros de violencia física y sexual, pero ¿qué pasó realmente?.

Antes de resumir lo que sucedió, quiero comentarles algo que llamó poderosamente mi atención y es que el conductor de Uber, quien él mismo asegura haber sido coaccionado por otro sujeto que lo amenazó con un arma de fuego y lo obligó a subir a la niña, fue quien se acercó a las autoridades y ofreció su declaración de manera voluntaria. Esto lo aclaro más delante. 

Según los medios:
La pequeña jugaba en la calle, cuando dos sujetos a bordo de un automóvil blanco la invitaron a subir, huyendo con rumbo desconocido. Días después, la niña es encontrada sin vida en una carretera a media hora de la capital de Chihuahua.

Según la declaración del Conductor de Uber: 
Él buscaba mediante su aplicación a alguna persona que quisiera un viaje, cuando de repente, un sujeto, delgado, con expansiones en ambas orejas y con tatuajes le pregunta si es Uber y que si está disponible, a lo que el conductor responde que sí. Metros más adelante, ven a la niña jugar en la calle por lo que el pasajero le pide al chofer que se detenga, que él conoce a la niña y quiere llevarla a su casa, a lo que el chofer accede y la suben sin agresiones ni amenazas. El pasajero le da una serie de instrucciones al chofer, instrucciones que son relatadas de manera muy precisa por el conductor. Llegan a una calle cerca del centro y el pasajero pide que se detengan, silba y otro sujeto se acerca asintiendo con la cabeza y diciendo "está se ve bien". El chofer se pone nervioso y le pide al pasajero que baje del vehículo, que ya no lo quiere llevar y el pasajero saca un arma de fuego, se la pone a un costado del abdomen al conductor y le pide que sigan moviéndose.
Se dirigen al templo de San Judas Tadeo que está de camino a Cd. Delicias, donde son interceptados por una camioneta Jeep que detiene su avance. Los sujetos del Jeep saludan al pasajero y bajan a la niña, amenazando de muerte al chofer y pidiéndole que lleven al pasajero a un ultimo destino. Posteriormente cortan por la brecha que lleva a la presa las vírgenes y a su vez a Satevó, donde de nuevo llega la camioneta Jeep y bajan al chofer Uber, lo golpean y amenazan con un arma de fuego. El chofer Uber se orina por el miedo y los criminales lo dejan irse por lastima, minutos más tarde el chofer de uber llama a la policía.

Después de ser entrevistado varias veces por distintas personas y por diversos métodos, el conductor de uber cae en demasiadas contradicciones e inconsistencias, lo que llama la atención de los policías quienes le dicen que "ya saben todo y que se lo va a cargar la verga" por lo que el chofer uber termina por decir la verdad.

La verdad:
Es un conductor uber que observa a una pequeña jugando sola en la calle, la sube y se la lleva a la carretera a delicias, donde la viola, se filma haciéndolo, la golpea, la estrangula y "sin querer" la mata. Fue tanto su nerviosismo que se inventa una historia y llama a la policía diciendo que fue víctima de unos hombres armados y demás cosas que ya conté antes.

Antes de la declaración final del ahora victimario, logramos extraer de su teléfono varios videos donde se le ve teniendo relaciones sexuales con menores de edad, una de ellas es la pequeña Camila. Cabe aclarar que el sujeto borró los archivos de su teléfono, pero aún así pudimos tener acceso a esa información. Después de enterarnos de esto, llamamos al jefe de la investigación y le contamos todo, ellos solo hicieron lo que tenían que hacer.

Dos o tres veces antes había visto como los victimarios denunciaban su delito, fingiendo que fueron obligados. Lo curioso es que son demasiado cooperativos con la autoridad, cosa que nos hace sospechar de ellos. Esto fue lo que le pasó a este sujeto, quiso desviar la atención inventando historias y culpando a gente que jamás existió.

Varias cosas vienen a mi cabeza cuando nos topamos con estos depredadores. Me da miedo, chingos de miedo saber que hay gente caminando entre nosotros que son capaces de destrozarle la vida a un niño solo por satisfacer sus necesidades sexuales y de poder. 
No puedo decir que es culpa de la madre o de la misma niña, así como tampoco es culpa de la policía. Es culpa de nosotros, la sociedad mexicana que cada vez está más viciada. Y no quiero escribir nada más porque ya me emputé.

Pd. Si olvidé algo, lo comentaré en el mismo post.

Ximena Succar Kuri