12.02.2022

VIERNES MEDICINAL: EL TEPEZCOHUITE

 En el curso del año 1986 llegaron oleadas de información sobre el poder curativo del tepezcohuite. Habían ocurrido grandes catástrofes en nuestro país y lugares circunvecinos: la erupción del volcán Chichonal en Chiapas en 1982, la explosión de una planta de gas licuado en San Juanico, estado de México en 1984 y los temblores de México y El Salvador en 1985.

Desafortunadamente, estos acontecimientos arrojaron muchas víctimas con heridas y quemaduras graves, indefensas ante la falta de recursos materiales y medicamentos indispensables para cubrir las necesidades de atención requeridas para su curación. Entonces hizo su aparición el tepezcohuite. El ingeniero Roque León (pionero en la investigación y divulgación de las propiedades del tepezcohuite) había dado a conocer los efectos maravillosos, cicatrizantes y analgésicos, de la corteza del tronco del árbol tepezcohuite, que crecía en su estado natal, utilizado con éxito en el primer evento ocurrido: la erupción del volcán Chichonal, motivo por el cual fue aprovechado posteriormente en los otros dos.

Actualmente se sabe que es un árbol de 2 a 8 m de altura, de nombre científico Mimosa tenuiflora Willd. Poir, que pertenece a la familia botánica Mimosoideae en la cual se incluyen el huizache (Acacia farnesiana) y el guaje (Leucaena leucocephala). Esta especie muestra un patrón fenológico diferente al resto de las especies de Mimosa presentes en las regiones donde crece en el valle de Cintalapa en Chiapas y en el Itsmo de Tehuantepec en Oaxaca, debido a su origen caducifolio sin presencia de follaje entre los meses de diciembre a mayo, y florecimiento y fructificación durante 8 meses en la época relativamente más seca del año (noviembre/diciembre a junio), contrario a las otras especies de Mimosa. Asimismo, se utiliza como cerca viva y fuente de leña. Se conoce también la existencia de un ejemplar de herbario colectado por M. Souza el 28 de octubre de 1976 en El Jardín, a 17 km al noreste de Rizo de Oro, en Chiapas, en el que se menciona el uso del tepezcohuite: “La cáscara se hace polvo que cura heridas”.

De acuerdo al Diccionario de aztequismos de Cabrera (1975), la palabra tepezcohuite proviene de los vocablos náhuatl tepetl-cerro y cuahuitl-árbol, “árbol del cerro”, y aunque se hizo popular en México el nombre de “árbol de la piel”, y de acuerdo con Genis (1987) proviene del vocablo náhuatl tepexohuitztli; también se menciona la palabra tepuscuahuitl, que significa “árbol de fierro o metal” aludiendo a la dureza de su madera.



La efectividad de la corteza

Efecto cicatrizante. La utilización del polvo del tepezcohuite y las observaciones clínicas realizadas por el doctor Artemio Carranza Solís, médico cirujano, entrevistado por Genis (1987), así como los estudios en anatomía patológica a nivel genético realizados por él, demostraron que la piel nueva no sufría ninguna degeneración, obteniendo las mismas células sin alteraciones patológicas.

Actividad antibiótica. Se iniciaron estudios encaminados a investigar la actividad antibiótica de extractos acuoso y etanólico obtenidos de la corteza del tepezcohuite, comprobando la inhibición del crecimiento in vitro de microorganismos comunes en la piel y que en caso de quemaduras o heridas constituyen el grupo de mayor riesgo para provocar infecciones en el paciente. 

Actividad regenerativa de las células epiteliales. Presenta una fuerte acción angiónica que favorece la neoformación arterial y la vasodilatación, y activa como quimiotáctico la población de macrófagos. Es un poderoso inductor de la colagenogénesis por parte de los fibroblastos. Disminuye por tanto la alineación de fibras de colágeno en dirección a las líneas de tracción y con ello la formación de cicatrices hipertróficas y queloides.



A treinta años de haberse dado a conocer el poder curativo de la corteza del árbol de tepezcohuite en México, las observaciones médicas e investigaciones farmacológicas preclínicas y clínicas sobre el efecto cicatrizante, la actividad antibiótica y regenerativa de las células epiteliales han explicado con bases científicas el maravilloso efecto curativo del tan certeramente llamado “árbol de la piel”. El consumo de extractos estandarizados en fórmulas sofisticadas en el caso de productos cosméticos, particularmente en marcas españolas y francesas, se ha visto favorecido a lo largo de estos años, sin embargo, el uso generalizado en la Cruz Roja mexicana y otras instituciones de salud que permitiera disminuir costos y tiempos de tratamiento en pacientes quemados o con heridas en casos de cirugías o traumas, no se ha visto continuado desde los acontecimientos ocurridos en los ochenta.

Sacado de la pagina de la universidad de Veracruz.