En el mundo virtual en el que nos desenvolvemos, ha habido casos donde los "packs" de blogueras han sido expuestos ante los ojos de los demas. Una foto que ha sido compartida confiando en la persona atras del monitor a veces cae en manos, u ojos, para los cuales no estaba destinada provocando primeramente el enojo de la persona afectada, despues el remordimiento y por ultimo, creo yo, el coraje.
Pero, porque pasa esto? Les quiero compartir este articulo que lei hace unos dias y me parecio interesante, a ver que les parece.
El incremento del uso de dispositivos móviles con cámara y el mayor acceso a Internet a nivel global han facilitado la práctica del “sexteo” o “sexting”, entendido como el envío de mensajes y/o imágenes con contenido sexual e incluso material pornográfico, así como del mensajeo, “texteo” o “texting”, que es el abuso en el envío de mensajes de texto.
México es uno de los países latinoamericanos en los que más se ejercen estas actividades, y aunque el “sexting” es clandestino, cada vez es más frecuente mandar fotos, videos o textos con contenido erótico. “Esto se debe, en buena medida, a una doble moral”, destacó Nélida Padilla, académica de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Iztacala de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
“Por un lado se reprime la sexualidad al evitar hablar de ello, pero por otro, se alude constantemente a través del doble sentido o los albures. También, culturalmente se privilegia lo visual por sobre los demás sentidos, lo que favorece dicha práctica, resaltó.
El “sexting” se ha hecho popular porque las imágenes son un reforzador inmediato, y a través de ellas se pueden establecer vínculos con algunas personas para obtener satisfacción en un lapso muy breve, subrayó.
“Sin embargo, no hemos pensado que la vista no es lo más importante; tenemos muchas partes sensibles en el cuerpo: olfato, gusto, oído y tacto, así que debemos reconocer que los sentidos también pueden ser estimulados para lograr placer”.
Nélida Padilla indicó que esta práctica se da por igual entre jóvenes y adultos, aunque “hemos visto que la motivación depende mucho de los rangos de edad. Por ejemplo, en estudiantes de secundaria y preparatoria se involucra la exploración de su identidad, pues están en una etapa de conocimiento en la que es trascendental la aceptación, gustarle a alguien y sentirse deseados”.
Los jóvenes con escolaridad media superior y superior (15 a 22 años) que realizan esta práctica están más conscientes de los riesgos, saben a qué se exponen y lo hacen con fines de excitación o para mantener una relación que no siempre es presencial, detalló.
En tanto, los adultos lo hacen para diversificar sus prácticas erótico-sexuales con la pareja, y en algunos casos conocen los riesgos, pero no los toman en cuenta. “Muchas veces se mandan videos, imágenes y mensajes eróticos a lo largo del día, como una manera de refrescar su relación y sentirse deseables, de tener una sexualidad abierta: Aquí lo importante es estar conscientes de los riesgos y la vulnerabilidad informática que implica”.
Riesgos
El “sexting” y el “texting” no son prácticas negativas en sí, el problema reside en los riesgos que implican, pues las imágenes pueden llegar a manos de extraños, ser un instrumento de acoso escolar, e incluso de trata de personas o pornografía, pues muchas veces los dispositivos móviles y las redes son un medio para establecer contacto con población vulnerable, alertó la especialista en educación y salud sexual.
Estas actividades pueden poner a los involucrados en una condición de vulnerabilidad. “Nuestros dispositivos no están exentos de la delincuencia, por lo que los usuarios deben ser muy cuidadosos con la información que manejan”.
Si se ha tomado la decisión de hacer uso del “texting” o “sexting”, es recomendable usar aplicaciones que no se guarden en la red, elegir a quién o quiénes se envía la información y con qué fin, evitar el uso de redes públicas y borrar imágenes recibidas o enviadas para evitar que caigan en manos malintencionadas, sugirió.
Es importante resaltar que aunque se tengan acuerdos en pareja sobre la confidencialidad y anonimato de la información que se intercambia, aquellos pueden quedar anulados en cualquier momento, así que no se puede considerar una práctica 100% confiable.
“En la sexualidad todo se vale, siempre y cuando se cumplan tres reglas básicas: los involucrados deben estar de común acuerdo, debe haber un consenso entre las personas que intervendrán en el acto y considerar que la práctica puede ser problemática si causa malestar individual, de pareja y social, por ello debe cuidarse que nadie salga lastimado”, concluyó.