4.08.2023

No estaba muerto

 

Finge para ver quién asiste al funeral

Finge su propia muerte

 En Brasil, un hombre provocó sentimientos encontrados entre amigos y familiares tras fingir su propia muerte por curiosidad. Su único objetivo era ver quién asistiría a su funeral. El protagonista de esta historia es Baltazar Lemos, un agente de ceremonias de 60 años de edad. Su trabajo lo llevó a dirigir numerosos funerales, a algunos de los cuales asistieron apenas dos personas y en otros donde tuvo que hablar frente a medio millar de asistentes.

Cierto día, Lemos empezó a preguntarse cuántos de sus amigos y familiares irían a darle el último adiós cuando muriera. Naturalmente, conocer la respuesta a esta pregunta es algo imposible. Por eso, el anciano decidió fingir que estaba muerto para ver cuántas personas asistirían a su funeral.

¿Cómo fingir una muerte?

Valiéndose de su perfil en redes sociales, Baltazar Lemos publicó el 14 de enero un mensaje de luto. “En esta tarde triste, Baltazar Lemos se nos adelantó en el camino. Próximamente publicaré más información”. Un día antes de este mensaje, el hombre publicó una selfie frente al Hospital Albert Einstein, en Sao Paulo, dando a entender que lo ingresarían, por lo que todos asumieron su fallecimiento.

Los propios Lemos no daban crédito, pues a ninguno comunicó que iría al hospital. Uno de los sobrinos acudió directamente al nosocomio para pedir informes sobre el hombre. Sin embargo, en la recepción le comunicaron que no tenían registro de ningún Baltazar Lemos en los últimos días.

Cuando sus amigos en Facebook empezaron a divulgar la triste noticia sobre su muerte, un montón de gente mostró pesar en los comentarios y la pregunta más recurrente era sobre la causa de muerte. Sobre esto último no se divulgó información alguna, solo se enteraron de la hora y lugar en que acontecería el velorio y la ceremonia fúnebre. No olvides que todo esto se publicó desde el perfil de Facebook del propio agente de ceremonias.

Finge su propia muerte para ver quien asiste al funeral1

El velorio simulado.

Para el 18 de enero, familia y amigos de Baltazar Lemos se congregaban en una pequeña capilla de Curitiba, ciudad natal del presunto fallecido. Todos iban convencidos de que atestiguarían un funeral. En cierto punto de la ceremonia, la voz de Baltazar empezó a hacer un recuento de su vida. Algunos de los presentes soltaron el llanto creyendo que se trataba de una grabación que hizo poco antes de fallecer.

Entonces, las puertas del altar se abrieron y el viejo bromista se presentó ante el público. Como puedes imaginar, en aquel lugar se podía respirar la confusión. Mientras algunos quedaron boquiabiertos, otros empezaron a llorar, pero pronto explicó que había fingido su muerte para ver quién asistiría su funeral. En ese momento, las personas empezaron a decirle que era muy cruel.

“Ya tienes la atención que estabas buscando, Baltazar. En todos los grupos de eventos fotográficos las personas no hacen más que hablar de tu ‘muerte’. Todos estábamos tristes. ¡Qué broma tan ridícula! Creo que deberías tomarte una foto con todos aquellos que lloraron tu supuesta muerte. No te conozco en persona y espero jamás hacerlo”, comentó una persona en su perfil de Facebook cuando se supo la verdad.

Broma cruel.

La peculiar historia de Baltazar Lemos inundó las redes sociales, y al poco tiempo las agencias de noticias ya lo contactaban para conocer su versión de los hechos. El hombre explicó que nunca buscó provocar pesar en las personas, pero que esa era la única forma de saber quién lo lloraría una vez que la muerte tocara a su puerta.

“Tuve esta idea hace cinco meses. Quise que se viera como si realmente hubiera muerto. Las personas lo interpretaron a su manera. La verdad es que solo quería saber quién vendría a mi funeral”, comentó Lemos. “No se lo dije a nadie, pues esperaba que funcionara. Nunca tuve intenciones de ofender, dañar o causar cualquier tipo de pesar a nadie. Realmente me disculpo con esas personas”.

Las disculpas del agente de ceremonias cayeron en oídos sordos, sobre todo cuando se supo que su madre, de 80 años, se encuentra en una silla de ruedas y pudo tener un infarto con esta noticia tan fuerte. Sin mencionar el dolor que experimentaron toda su familia, amigos y compañeros de trabajo.

Cortesía de Yerbita