4.22.2023

Relatos de tamboclan el certodón 🐽

 


Había una vez un tipo llamado Tamboclan, un viejo regordete con un apetito voraz y una mujer que se llamaba Carmela, la cual era más caliente que una plancha encendida. Un día, Tamboclan decidió participar en una competencia de comer 100 bocoles, ¿qué podría salir mal?


Así que se encaminó hacia la competencia de bocoles, con una cinta en la frente, una camisa que decía "yo como bocoles como chanclas" y unas ganas de comer bocoles que rayaban en la obsesión. La competencia empezó y Tamboclan devoraba los bocoles como si no hubiera un mañana, mientras que la multitud coreaba su nombre.


Pero lo que él no sabía era que su mujer Carmela lo estaba engañando con varios traileros, quienes se encontraban en el puesto de comida de al lado devorando tacos y mirando cómo él comía los bocoles. Su esposa estaba repartiendo su amor por todos lados como si fuera una piñata de Navidad.


Mientras tanto, Tamboclan seguía comiendo bocoles como si su vida dependiera de ello. De hecho, se estaba sintiendo mejor que nunca, seguro de que iba a ganar la competencia. Pero lo que nadie esperaba era que en el bocole número 78, sus tripas empezaron a hacer ruidos extraños y a retorcerse como si tuvieran vida propia.


En ese momento, hizo una mueca de dolor y se puso una mano en el estómago. Pero, como buen comedor de bocoles que era, siguió comiendo. Cuando llegó al bocole número 99, su estómago decidió que ya era suficiente y estalló como un globo.


La multitud se quedó atónita mientras las tripas de Tamboclan volaban por los aires, salpicando bocoles y a la gente que estaba alrededor. Mientras tanto, su esposa Carmela seguía disfrutando con los traileros, sin imaginar lo que había pasado con su esposo.


Al final, Tamboclan fue recordado como el primer mexicano en morir en una competencia de comer bocoles. Y su esposa Carmela, bueno, ella se quedó con los traileros hasta que finalmente decidió abrir su propio puesto de tacos. ¡Que viva la comida mexicana, chale!


                        Cortesía de tamboclan jr