¡Qué tal mis queridos
lectores!
Empezamos ya el mes
de diciembre y con él, esa temporada del año que a todos emociona: el cierre de
un ciclo, la llegada de un nuevo año y el nacimiento del niño Dios. Navidad. He
de contarles que yo no soy fanática de esta festividad y no es como que sea un
grinch, es simplemente que para mí siempre ha sido una época de sinsabores.
Bienvenida de vuelta,
vieja enemiga, te estabamos esperando... jaja. Supongo muchos de ustedes han
escuchado que esta época mucha gente se deprime, cuentan que una de las razones
es porque la gente no sabe como demostrar su afecto, también porque las
personas tuvieron en su infancia malas experiencias durante las fiestas o bien,
porque existen recuerdos muy dolorosos para nosotros: una pérdida de un
familiar, una enfermedad, un rompimiento, la lejanía de un ser querido, cambio
de casa, la pérdida del trabajo, etc.
Podría decirse que me
encuentro en el segundo grupo y bueno, tampoco es para decir que no ha tenido
sus grandes detalles esta vieja enemiga. He de admitir que me ha dado momentos
realmente bellos y demostraciones de que cosas buenas pasan y el milagro de la
Navidad existe.
Vaya que es complicado
sobrellevarla, cuanti más siendo hija de una entusiasta de la fecha y madre de
una niña con ilusiones muy grandes. Se vuelve aún más enfadoso el tener que
adornar cada año la casa y es que, cualquiera que haya sido invitado a la misma
en estas épocas sabrá que es como una villa navideña donde sientes que en
cualquier momento saldrá Santa o algunos de sus duendes.
¿Cuál es el punto de
contarles esto? Excelente pregunta. Al momento de escribir estas líneas aún no
lo tenía definido ni así el desenlace de esta publicación. Pienso yo que es una
declaración honesta y una forma de reivindicación, es darle tregua. Quizás con
los años vividos y las mejores experiencias me siento lista para cerrar ese ciclo
y darle una nueva oportunidad. Tal vez es una manifestación de una posible
reconciliación, si me lo preguntan tendré que admitir que desde muy pequeña
comencé con esta rencilla que no he querido dejar y es que, ¡vaya que soy
terca!
Bueno pues, espero
que no todos sean así de amargosos y disfruten de estas fechas, que demuestren
el espíritu dadivoso que esta celebración representa y demuestren afecto a sus
seres queridos, eso lo hago todo el año, ¿qué tiene de especial ahora? Ya pues,
me despido para no seguir contagiándolos de mi apatía, tengo fe que el resto de
los colaboradores tenga una mejor percepción de la fecha y reivindiquen el
inicio de, quiero suponer, una serie de publicaciones relativa a tan querida
celebración. Que tengan un excelente inicio de semana y aprovechen bien lo que
resta del año, que ya es nada, para terminar con sus pendientes y preparar la
entrada de un nuevo año con altas expectativas. No sean malos, dejen sus
corazones, cuando menos por los buenos ratos vividos :D
Cortesía de Sabs