En primer lugar, debemos tener en
cuenta la facilidad de grabación y la posterior viralidad de los
vídeos hoy en día, transcurridas pocas horas, una escena rodada en Wisconsin ya
ha sido vista cientos de miles de veces en todo el mundo. Esa misma
rapidez tiene un efecto secundario… las fuentes casi nunca son comprobadas en
internet. Los tuiteros o blogueros que difunden el rumor quieren ser los
primeros en hablar de ello, sin corroborar si es cierto.
Otro factor es la notoriedad que
proporcionan las redes. Por ejemplo, con la leyenda urbana de
los payasos asesinos, que alarmó a la población hace unos meses, la
posibilidad de vestirse de clown, hacerse una selfie y subir el resultado a
Twitter, Facebook o Instagram es muy tentadora. La oportunidad de adquirir
celebridad efímera ha aumentado el número de voluntarios para amedrentar
al prójimo a lo largo del planeta.
Otra explicación del ascenso y
caída fulgurante del rumor en los tiempos modernos ha sido puesta en juego por
Frank T. McAndrew, psicólogo social y profesor del Knox College, en Illinois.
Se trata del impacto emocional de los vídeos, las imágenes, el texto y la voz
presentes en los mensajes de la Red. Esa mezcla de formatos hace que seamos
menos críticos. Ante una pseudoinformación como la de los payasos asesinos, no
nos preguntamos, por ejemplo, por qué son vistos tantas veces acechando a sus
víctimas, pero nunca empleando la violencia contra ellas. El miedo
alcanza el sistema límbico del cerebro sin dar oportunidad a que el córtex
valore si existen motivos reales para asustarse.
Todas estas variables se aúnan y el
resultado final es que los rumores tienen más fuerza que las noticias
auténticas, como describe el neologismo “posverdad”, palabra del año 2016 para
el Diccionario Oxford. Eso es precisamente lo que concluyó un estudio de la
Universidad de Warwick, en Inglaterra, tras comparar la repercusión de tuits
sobre hechos de alcance mundial con otros que difundían mentiras. El
resultado fue que los primeros tenían una vida media de dos horas, mientras que
las habladurías seguían existiendo durante catorce horas más.
Básicamente... el morbo y el chisme
mueven a las masas...
♥ Claus ♥