7.20.2017

¿Vale la pena?


Hace unas semanas tuve un viaje al trabajo de esos que te desacomodan la IE; en el metro me tocó viajar rodeado de tres idiotas: un wey haciendo manspreading, otro llevaba una relación pasional con el tubo (iba abrazándolo) y el tercero, también de pie, quería ocupar todo el pasillo, sin que nadie se parara detrás de él; al transbordar a otro línea, un listo, por caballerosear, estorbó en la entrada del vagón y por nada me quedo sin entrar; luego, saliendo del metro, crucé frente a la entrada del drive thru del Starbucks y un auto se subió a la banqueta, estorbando el paso, (como si alguien más pudiera ganarle su lugar en la fila ¬¬) y ya ahí reventé, volteé y le grité al del carro: -¡oye, es banqueta! Pensé en llegar a mi lugar y escribir una diatriba furiosa contra esa gente para subirla a mis redes sociales, pero reflexioné y me di cuenta que no modificaría la conducta de nadie, al final sólo le darían like aquellos que consensuaran conmigo.

Estuve pensando algunos días sobre lo que era más conveniente, ¿qué podía hacer?, ¿sirve de algo quejarse (más allá del desahogo)?, ¿cómo puedo pasar a la acción en esos casos específicos? Por supuesto no me voy a poner a reclamarle a los idiotas del metro, no creo que una confrontación sirva de algo más que para agarrarnos a chingastumadre y ya; sobre el tipo del drive thru se me ocurrió escribir una hoja y pegárselas en el parabrisas a todos los autos cuando hagan eso (me ha tocado ver varios), pero igual, no pasaría nada, más allá de una lluvia de quéquétraespinchewey.

Luego pensé en ustedes, sobre todo en dos de ustedes cuando se burlan de los católicos, digo, está bien, respeto sus divagaciones, y yo sé que su intención no es cambiar a la gente, pero, ¿no acaso las burlas hacen que los católicos más fanseses se claven más?, ¿no podría ser más efectivo plantar una duda, sembrar una semilla que a la larga modifique esa realidad?

Más, días después, me acordé de un escrito leído en un blog de bien que devino en favela, en él, el autor prodigaba un tema similar, ¿es necesario saber de un tema para opinar?, la conclusión de este fue que al final, aunque hayas leído diversos puntos de vista, casi siempre vas a terminar opinando lo que ya creías desde el principio. Traspolando el tema, no, no sirve quejarse, al final la gente va a seguir manifestando su mala educación.

Entonces me acordé de los peñabots que anidan en la sección de comentarios de este blog, ellos siempre están vitoreando los flacos movimientos de sus políticos, y gracias a sus aberraciones, los demás evitamos comentar temas políticos para no enfrentar esa pared de descalificaciones con que los han entrenado para responder. Y entonces, ahí encontré la solución a mi dilema.

No, manifestar mi desagrado o quejarme no va a cambiar o modificar la realidad en lo inmediato, pero va a servir para que esa gente, y alguien más, sepa que esa actitud está mal. En ocasiones nos hemos vuelto demasiado permisivos con la mala educación, sobre todo para no provocar una respuesta rijosa. Hay que recordar que algunas personas están aquí para defender los estamentos del viejo mundo, para decir, "así son las cosas", "de algo nos tenemos que morir"; pero habemos otras personas que estamos para decir "no, las cosas no tienen porque ser así, este mundo puede ser diferente", finalmente, la evolución se dio gracias a aquellos que pensaron que las cosas deberían ser diferentes.



CORTESÍA DE NULL