Los teóricos del fin del mundo creen que el eclipse
del pasado 21 de agosto ha sido un aviso de que se aproxima el principal evento
del libro del Apocalipsis.
El fin del mundo ha llegado de
nuevo. Y esta es la definitiva, según dicen algunos remarcados teóricos del apocalipsis.
Si hace seis años la hecatombe que iba a acabar con nuestro planeta venía
profetizada por los mayas, en esta ocasión, es la Biblia la
que tiene las claves para saber qué es lo que pasará el próximo sábado, 23 de
septiembre, fecha del supuesto final de todo.
¿Quién lo dice?
El teórico David Meade lanzó, hace año y medio, un libro
titulado Planeta X-La llegada del 2017, donde decía haber calculado
la fecha en la que iba a suceder los hechos profetizados por el libro
del Apocalipsis. Y marcó en el calendario, concretamente, el 23
de septiembre del 2017.
Su cálculo se basa sobre todo en versos y códigos
numéricos de la Biblia, en donde tiene una gran importancia el número 33.
"Jesús
vivió 33 años. El nombre Elohim, que es el nombre del dios de los judíos, es
mencionado 33 veces en la Biblia", le contó Meade al Washington Post.
"Es un número, desde el punto de vista bíblico, significativo. Y yo hablo de astronomía y
de la Biblia al mismo tiempo", explicó.
¿Por qué el 23 de septiembre?
Meade ha considerado que el eclipse total del pasado 21 de agosto es
un signo de que se acerca el apocalipsis profetizado. "Cuando el eclipse
empiece el 21 de agosto, el amanecer será oscuro, como predijo Isaías, y a esa
luna se le llama "luna negra"". Es entonces cuando llega la cuestión
del número 33: "La "luna negra" ocurre una vez cada 33 meses y,
no por casualidad, el eclipse ha empezado (en su paso por Estados Unidos) en
Oregón - el estado número 33 - y ha acabado en el paralelo 33, en Carolina
del Sur".
No se acaba ahí la cosa. "Un eclipse de estas
características no ha ocurrido desde 1918, que fue hace 99 años, es decir, 33
veces tres". Y algo
más: El 23 de septiembre, fecha del supuesto fin del mundo,
es, precisamente, 33 días después del eclipse solar.
¿Habrá algún indicio?
Según
los teóricos del apocalipsis, el devastador huracán Irma o el terremoto de México han sido ya avisos de lo que va
a pasar en este 23 de septiembre.
Pero el más importante de entre todos los que se habían producido ya, según
David Meade, sería el eclipse
total del pasado 21 de agosto. En todo caso, todavía queda
una señal más clara.
Este
evento se anunciará, según el libro del Apocalipsis, último
capítulo de la Biblia basado en las revelaciones de Juan el Evangelista, cuando
aparezcan en el cielo una curiosa señal: "una mujer vestida con el sol, con la
luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas en su cabeza. Está embarazada
y llora de dolor cuando está a punto de dar a luz".
¿Qué pasará?
En esta fecha del fin del mundo, calculada por los numerólogos que estudian la Biblia, el Planeta X, también conocido como Nibiru, que tiene una órbita impactará en la Tierra y causará, como consecuencia, erupciones volcánicas, tsunamis y terremotos que no dejarán rastro de la vida humana.
Antes del
supuesto impacto de Nibiru, y
siempre basándose estos teóricos en las escrituras sagradas de los cristianos,
tendrá lugar uno de los episodios más importantes para los creyentes: el
Rapto o Arrebatamiento, cuando supuestamente llegará la segunda venida de
Jesucristo, y este se llevará consigo a los buenos cristianos y dejará al resto
en la Tierra antes de la destrucción total del planeta.
De hecho, para Meade, el fin del mundo no será exactamente en esa fecha que calculó, el 23 de
septiembre del 2017, sino que ahí será cuando se produzca este
evento religioso. A continuación, se desarrollarán una serie de eventos
catastróficos durante varias semanas, que harán que el mundo cambie para
siempre.
¿Y si Trump y
Kim Jong-Un tienen algo que ver?
Hay quienes creen que la imagen del libro
del Apocalipsis, la de una mujer vestida de sol con la luna
bajo sus pies, podría corresponderse con una bomba atómica. Los que ven esto
probable intentan pensar en cómo definiría la persona que escribió el libro de
las revelaciones la visión profética de un misil y han llegado a la conclusión
de que hay muchas correspondencias.
Eso, sumado al grito al dar a luz (que
identifican con la explosión final) o a otros pasajes del apocalipsis que
vaticinan para ese día "un gran estruendo", ha hecho pensar a muchos que el fin
del mundo sería, en realidad, el inicio de una guerra que acabaría destruyendo
el planeta.
Y Donald Trump y Kim Jong-Un, que parecen obsesionados con
demostrar quién tiene el mayor arsenal, podrían tener algo que decir
al respecto.
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Cortesía de Majora's Mask