7.07.2016

Tanabata no hi: el día de los enamorados en Japón

El Tanabata no hi, o día de las estrellas, es una celebración japonesa; se festeja el séptimo día del séptimo mes, lo cual puede ser el siete de julio o de agosto; la diferencia se debe a que antiguamente en Japón se usaba el calendario lunar, pero con la introducción del calendario gregoriano cambió la fecha, por eso en algunas regiones de Japón aún se celebra en agosto, pero generalmente es en julio.

La tradición japonesa dicta que se deben escribir en tiras de papel de diferentes colores buenos deseos, a veces en forma de poemas -Japón es un pueblo con fuerte tradición poética- para que los dioses los cumplan. Estas tiras se cuelgan en ramas de bambú colocadas expresamente para esto. También es común que se adornen con tiras de papel de colores el exterior de las casas, incluso en algunas ciudades se adornan vistosamente las calles principales; en algunas zonas también existe la tradición de soltar en el río hojas de bambú y linternas de papel.

Todo esto tiene su origen en una leyenda china que fue introducida en Japón y adaptada por los japoneses durante el periodo Nara (s.VII-IX) aunque, la costumbre de poner los deseos en el árbol de bambú es mucho posterior, del periodo Edo (s.XVII-XIX).

Es la historia de amor representada en el cielo por dos estrellas, Vega y Altair, que están en los extremos de la vía láctea. La estrella Vega, representa a la preciosa Orihime (princesa de los tejidos), hija de Tenkou (dios celestial), y que trabaja con un telar llamada Tanabata, junto a un río en el cielo llamado Amanogawa (la vía láctea). La estrella Altair representa a Kengyu, un pastor de bueyes que vivía al otro lado del Amanogawa.

La historia es muy larga, con muchos detalles, pero se puede resumir en que Orihime y Kengyu se enamoraron tan apasionadamente que la princesa empezó a desatender sus labores para poder estar con el pastor, al punto que los dos dejaron de trabajar para estar juntos, entonces el padre de la princesa, el dios celestial se enfureció tanto que los condenó a estar cada uno en una orilla distinta del río Amanogawa.

Sólo el día siete del séptimo mes, se podrían reunir si es que el dios celestial estaba contento con el trabajo realizado por la princesa y el pastor, entonces mantenía la noche sin lluvia para que el barquero mágico de la luna, llevará a Orihime al otro lado del río Amanogawa, donde la esperaba Kengyu. El origen de pedir deseos estriba en que los enamorados, comprendiendo lo que es anhelar estar junto al ser amado, deseaban que todo saliera bien durante el año, y que esa noche no lloviera, para que Orihime y Kengyu se pudieran ver ese año.

Originalmente, esta fiesta se celebraba sólo entre la nobleza, pero durante la era Edo, se popularizó entre todas las castas. Destaca la celebración del Tanabata en la ciudad de Sendai, aunque, según varias páginas web, hay una decadencia de esta fiesta, pues sólo se estaría celebrando en algunas regiones concretas, así como en los kinder, orientándola a desear un buen futuro para los niños.

No está de más destacar la fuerte occidentalización que vive Japón, sobre todo entre los jóvenes, razón por la que el San Valentín habría desplazado un poco al Tanabata no hi como el día de los enamorados en Japón.

Pero como en México ya celebramos hasta el Halloween y el thanksgiving day, pues, ¿por qué no celebrar el Tanabata no hi? Lleve a su reinita a comer sushi, pongala alegre con una buena botellita de sake, y dele, con todo, sus mejores deseos, de aquí hasta el otro año.



Cortesía de Null