A bordo de un pequeño y maltrecho
bote de aluminio, Elizabeth Brotons sacó de forma ilegal a su hijo Elián de
Cuba. Perseguían el sueño americano, querían llegar a Miami, vivir una vida
distinta. A mitad de camino, el motor falló y 11 personas que iban a bordo de la
precaria embarcación fallecieron ahogados. Entre ellas la propia Elizabeth.
Solamente quedaron Elián y 3 personas más que fueron rescatados
por unos pescadores que los entregaron a guardacostas estadounidenses.
La política
“pies secos, pies mojados“,
propuesta por el presidente Lyndon Johnson en los 60’s, dictaba que los cubanos
que fueran atrapados en el mar intentando ingresar a EE.UU. debían ser
repatriados a la isla, pero si tocaban suelo en Miami podían quedarse y
solicitar asilo. Elián no había tocado las arenas de Florida, y por ello empezó
un calvario que se volvió, a su vez, un disparadero mediático con todo tipo de
posiciones y posturas políticas.
“Fue un secuestro”, afirmaron categóricamente las autoridades
del Servicio de Inmigración y Naturalización de Estados Unidos (INS).
“Tiene que regresar con su padre”, decía la justicia estadounidense.
“Tienen que darle asilo”, gritaban las voces de los grupos de Derechos Humanos
y los detractores del régimen castrista.
El 22 de
abril, y tras meses de pleitos legales, el Departamento de Justicia ordenó
sacar a la fuerza a Elián de la casa de sus familiares en donde estaba
refugiado. Un numeroso
grupo de agentes del INS, vestidos para la guerra y armados hasta los
dientes con fusiles automáticos MP5, toma por asalto la vivienda y quedó
registrada la cara de espanto del niño en aquella famosa foto de Reuters.
Siguieron toneladas de papeles y recursos de amparo. Después,
solicitudes de asilo y residencia. La Corte Suprema de Estados Unidos le denegó
finalmente toda petición de estadía en el país, por lo que el 28 de junio de
2000 fue puesto en un avión de la Fuerza Aérea de EE.UU. y enviado a La Habana
junto con su padre, depositario final de la custodia del niño.
Elián, el símbolo en Cuba
El pequeño Elián González fue recibido con
vítores por decenas de miles que creían que su lugar era Cuba. Durante gran
parte de su infancia estuvo rodeado de guardias de seguridad y guardaespaldas y
fue blanco constante del asedio de la prensa que buscaban cualquier historia
para publicar, por más irrelevante que fuera.
En 2006, mientras vivía con sus
familiares en la ciudad cubana de Cárdenas, Elián asistió a la creación del
“Museo de la Batalla de Ideas”, que incluye una sala dedicada a su odisea. Ese
mismo año, Cuba vio con asombro cómo Fidel Castro salía del resguardo para
asistir a un cumpleaños del joven, hecho que fue ampliamente difundido por
la prensa local e internacional.
El 15 de junio de 2008, Elián se unió, junto con otros 18.000
jóvenes, en la Unión de Jóvenes Comunistas de Cuba en la que aún milita.
Elián en la actualidad
Quince años después de la pesadilla, Elián volvió a Miami. Se
fundió en un abrazo empapado de llanto con su tío abuelo Delfín González. “Esta
siempre será la casa de Eliancito, aquí están guardados los miles de juguetes
que donó el exilio”, afirmó Delfín con los ojos llenos de una enrojecida
emoción.
“Este es un
sueño cumplido, la familia es la familia, mi familia es Raúl y Miami, tengo
mucha familia, toda Cuba es mi familia”, agregó el ya crecido
Eliancito.
En Junio
de 2015, habló en el acto de abanderamiento a la delegación matancera al X
Congreso de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC). “Los jóvenes no son el
futuro, son el presente. A veces se dice que la juventud no ha hecho nada por
la Revolución. Pero los jóvenes cubanos de hoy son los mismos que hace 15 años,
cuando eran pioneros, se paraban en una tribuna y espontáneamente acusaban y
reclamaban al imperio por el regreso de un niño cubano que ellos no conocían”
dijo al diario Cuba Debate.
“Ver a Raúl Castro como ser humano, que puede tener tropiezos y
seguir adelante en el camino, su humanismo es lo que lo hace grande”, afirmó en mayo de este año, recordando que ha tenido una
estrecha relación con el Comandante desde los incidentes en el 2000.
Actualmente, Elián González Brotons
cursa la carrera de de Ingeniería Industrial y está cercano a recibirse. Además
trabaja junto con la reconocida Máster en ciencias Mailé Salgado Cruz en un
proyecto de planeamiento estratégico para una empresa de informática en la
provincia cubana de Matanzas.
“Me siento feliz en Cuba”,
dice el que fuera un símbolo de la lucha de ideas entre el comunismo y el
capitalismo norteamericano.
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Cortesía de Xime