"Aprender a leer
es lo más importante que me ha pasado. Casi 70 años después recuerdo con
nitidez esa magia de traducir las palabras en imágenes" Mario Vargas Llosa
Leer es uno de
los placeres más grandes de la vida. A quienes nos apasiona la lectura
cultivamos costumbres y hábitos que nos permiten que ésta sea más placentera y
que en ocasiones resultan un tanto particulares. Les comparto algunas de mis
principales manías literarias:
Libros electrónicos
Simplemente no
los leo. No podría y nunca lo he hecho. Sentir, palpar el libro, tener entre
las manos una edición especial, quizás incunable y dar fe de sus texturas con
la yema de los dedos es una experiencia incomparable que nunca igualarán los libros
electrónicos. Además, tengo por costumbre el subrayar, anotar frases sueltas,
ideas y preguntas en una especie de conversación con el autor.
Prestar y recibir como obsequio
De más está
decir que no presto libros. Pero he de agregar que hay algo de malsana
satisfacción cuando algún familiar o cercano me pide prestado un libro y recibe
de mi parte un tajante “no”. Un “no” seco, golpeado, sin explicaciones ni
dispensas. De allí la malsana satisfacción, el no recibir un porqué y ver la
confusión mezclada con molestia tomar forma en sus rostros, sus facciones
endurecerse, ajarse y adquirir expresiones simiescas.
Por otra parte,
está el recibir libros como obsequio. A diferencia de lo que podría pensarse,
no me gusta que lo hagan, me parece una necia imposición pues quien lo obsequia
pretende que leas libros que quizás no sean de tu interés. Me pasa con
frecuencia que alguien me regala un libro y al poco tiempo me pregunta si lo he
leído y que tal me pareció y no tengo más que responderle con honestidad, “no
lo he leído y probablemente no lo haga pronto”. Debería agregar un “… y quizás
no lo haga nunca”, para así terminar de consolidar la imagen de ojete que
tienen de mí.
Anobium pertinax
Ésta es una
expresión que en términos literarios aplica para quienes leemos sobre cualquier
tema por el simple placer de leer. Lo mismo me da por leer libros sobre la
historia de las iglesias que sobre derecho internacional cósmico.
Sellos y exlibris
Otra de mis
costumbres consiste en poner un sello con mi nombre a mis libros, pero
eventualmente me gustaría evolucionar hacia el exlibris, que básicamente son marcas de propiedad personalizadas al
gusto del propietario, que contienen tipografía y texto para estampar el libro
en cuestión.
Tsundoku
Este es un
hábito que me parece engorroso pero irremediable. Consiste en adquirir libros y
no leerlos. Cuando voy a las ferias de libros, librerías de viejo y librerías
en general termino adquiriendo libros que no leo y que acaban guardando reposo
en algún lugar de mi casa.
Contar los
libros.
Contar los libros
me parece una de las más inacabadas expresiones de miseria existencial, propia
de intelectualoides de bolsillo, vulgares meretrices de la lengua escrita y
pigmeos intelectuales con ínfulas de erudición que confunden la cantidad con la
calidad.
Y ustedes mis
dilectos lectores del blog, ¿tienen alguna costumbre o manía al leer? Me
fascinará leerlas.
Su amante
colaborador,
Bruno.