5.14.2018

De manías literarias


"Aprender a leer es lo más importante que me ha pasado. Casi 70 años después recuerdo con nitidez esa magia de traducir las palabras en imágenes" Mario Vargas Llosa

Leer es uno de los placeres más grandes de la vida. A quienes nos apasiona la lectura cultivamos costumbres y hábitos que nos permiten que ésta sea más placentera y que en ocasiones resultan un tanto particulares. Les comparto algunas de mis principales manías literarias:

Libros electrónicos

Simplemente no los leo. No podría y nunca lo he hecho. Sentir, palpar el libro, tener entre las manos una edición especial, quizás incunable y dar fe de sus texturas con la yema de los dedos es una experiencia incomparable que nunca igualarán los libros electrónicos. Además, tengo por costumbre el subrayar, anotar frases sueltas, ideas y preguntas en una especie de conversación con el autor.

Prestar y recibir como obsequio

De más está decir que no presto libros. Pero he de agregar que hay algo de malsana satisfacción cuando algún familiar o cercano me pide prestado un libro y recibe de mi parte un tajante “no”. Un “no” seco, golpeado, sin explicaciones ni dispensas. De allí la malsana satisfacción, el no recibir un porqué y ver la confusión mezclada con molestia tomar forma en sus rostros, sus facciones endurecerse, ajarse y adquirir expresiones simiescas.


Por otra parte, está el recibir libros como obsequio. A diferencia de lo que podría pensarse, no me gusta que lo hagan, me parece una necia imposición pues quien lo obsequia pretende que leas libros que quizás no sean de tu interés. Me pasa con frecuencia que alguien me regala un libro y al poco tiempo me pregunta si lo he leído y que tal me pareció y no tengo más que responderle con honestidad, “no lo he leído y probablemente no lo haga pronto”. Debería agregar un “… y quizás no lo haga nunca”, para así terminar de consolidar la imagen de ojete que tienen de mí.






Anobium pertinax

Ésta es una expresión que en términos literarios aplica para quienes leemos sobre cualquier tema por el simple placer de leer. Lo mismo me da por leer libros sobre la historia de las iglesias que sobre derecho internacional cósmico.

Sellos y exlibris

Otra de mis costumbres consiste en poner un sello con mi nombre a mis libros, pero eventualmente me gustaría evolucionar hacia el exlibris, que básicamente son marcas de propiedad personalizadas al gusto del propietario, que contienen tipografía y texto para estampar el libro en cuestión.






Tsundoku

Este es un hábito que me parece engorroso pero irremediable. Consiste en adquirir libros y no leerlos. Cuando voy a las ferias de libros, librerías de viejo y librerías en general termino adquiriendo libros que no leo y que acaban guardando reposo en algún lugar de mi casa.

 Contar los libros.

Cerremos con broche de oro este elegante opúsculo:
Contar los libros me parece una de las más inacabadas expresiones de miseria existencial, propia de intelectualoides de bolsillo, vulgares meretrices de la lengua escrita y pigmeos intelectuales con ínfulas de erudición que confunden la cantidad con la calidad.
Y ustedes mis dilectos lectores del blog, ¿tienen alguna costumbre o manía al leer? Me fascinará leerlas.


Su amante colaborador,
Bruno.