"Los escritores viven de
la infelicidad del mundo. En un mundo feliz, no sería escritor".
En
muchos sentidos y formas tenía y siguen teniendo vigencia las palabras de José
Saramago. Además de ser uno de los escritores más acabados de la literatura moderna,
José nos ha legado una forma tremendamente pura de escribir, al grado de que de
entre sus páginas sus detractores encontraron elementos suficientes para
excomulgarlo.
En
esta, mi primera colaboración a este lujoso espacio, no deseo polemizar al respecto.
Al contrario, es mi interés el compartirles algunas formas y cuitas más
polémicas que algunos escritores guardaban al escribir.
Se
dice que Murakami - autor que me parece poco formado y, en todo caso, de buena
escritura-, se levanta a las 4 de la mañana y no para de tomar café en todo el
día. Algo más hacía Honoré de Balzac, un rollizo camarada, que llegaba a tomar
50 tazas diarias.
Por su
parte, de Victor Hugo se decía que acostumbraba escribir siempre desnudo.
Bocabajo y bocarriba.
Dan
Brown, tinterillo venido a más, ha confesado escribir bocabajo, pues esto le
permite relajarse y concentrarse mejor en eso que el mismo cataloga como
escribir.
Virginia
Woolf, Lewis Carroll y el borrachín de Hemingway (de quien me permitiré hablar
en ulterior ocasión, si la vida nos da licencia), escribían de pie.
T.S. Eliot.
Thomas
era todo un personaje, quien además de ser ganador del premio Nobel de
Literatura, consta que se pintaba la cara de tono verduzco para mayor
dramatismo en la redacción de The Waste Land.
F. Scott Fitzgerald
Muchos
escritores pulían sus obras al vapor de humos etílicos, pero ninguno como
Francis, quien bebía únicamente champagne. Supongo que, a Poe, escritor que
guardo como uno de los mejores del siglo XX, debió escuchar con mayor detenimiento
al autor de marras, cuando decía que “cualquier
cosa en exceso es mala, pero demasiada champagne es justamente buena".
Finalmente, no podría
dejar de mencionar a Hunter
S. Thompson, de quien será mejor simplemente citar la rutina diaria al escribir,
llena de drogas y alcohol:
Eternamente suyo,
Bruno.