4.01.2017

Anécdotas del camino...



Recién había llegado a este pintoresco pueblo a dejar un cargamento y recoger otro, como era costumbre cargaba con mis padres en una camioneta familiar para evitar sospechas de cualquier tipo, respetaba los límites de velocidad, no manejaba alcoholizado y realizaba el correcto cambio de luces; nos hospedamos en un hotel del centro una antigua casa del siglo XVI aun lado de la presidencia municipal, siempre elijo sitios cercanos a donde se encuentran los poderes de los lugares ya que creo que dudan menos de que alguien ande en lo prohibido hospedándose a un lado, salimos a cenar y después los deje en el hotel, me salí con el pretexto de ir por un trago y me dirigí a una mezcalería para soltar un poco la tensión, probé mezcales artesanales y platique un rato con el dueño del lugar hasta que recibí la señal, pague la cuenta y nos quedamos de ver enfrente de la presidencia municipal, cuando llegué vi a una chavita de unos 22 años, melena mediana con "mechas californianas", unas piernas largas enfundadas en unos jeans azul obscuro, traía un suéter delgado que dejaba a la imaginación que no traía nada abajo (eso lo note por la erección de sus pezones) su rostro parecía una muñequita de porcelana pero con un maquillaje exagerado, me pareció que ya la conocía pero no hice mucho caso a mi memoria, me acerque a ella y la saludé con un beso en cada mejilla después un abrazo largo, al soltarnos me pillo dándome un pico y diciendo "un gusto volverlo a ver señor... Me encanta ese aroma a bvlgari con tabaco" nos dimos un beso un poco más largo que el abrazo... Le ayude a bajar las maletas y baje las mías de la camioneta y entramos al hotel, en la habitación reviso ella la mercancía y yo también... Todo estaba en aparente orden, le propuse ir a la mezcalería donde estaba tomando horas atrás y así fue, nos fundimos entre catas de mezcal, cerveza y chapulines al ajillo, nos corrieron del lugar cercano a las 4 am...

Al subir a la camioneta ya rumbo al hotel le desabroche el pantalón y empecé a tocarle el timbre por encima de la ropa interior, era tan cálido y a la vez tan húmedo que me invitaba a seguirla frotando, ella hacia su parte desabrochando mi pantalón y acariciándome de pi a pa, nos dábamos besos cortos y extraviados, empecé a subir mi mano hasta tocarle ese par de senos que me volvían loco y me di cuenta que mi suposición era correcta, no traía nada debajo, llegamos al hotel y nos acomodamos las ropas, pedí la llave de mi cuarto y subimos como si no pasará nada, en el pasillo del hotel seguimos toqueteándonos yo le agarraba ese exquisito par de nalgas que tenia y ella se dejaba querer, era una locura, abrí la puerta del cuarto y la arroje sobre la cama, cerré la puerta y empecé a desnudarla poco a poquito, le daba besos en cada centímetro de su piel y ella gemía despacio, ella no quería pero deseaba que la amarrara a mi cama y así lo hice también le vende los ojos y empecé a medir su cuerpo con pequeños besos mientras ella se estremecía, sus pezones estaban tan erguidos que me invitaron a morderlos suavemente, ella seguía gimiendo y baje hasta su vientre me entretuve un poco con su ombligo y ella seguía gimiendo, pedía que la penetrara pero apenas estaba empezando la faena, baje hasta su vagina y su calidez me hizo darle pequeños besos, empecé a hacer figuras con mi lengua en esa cavidad húmeda, su clítoris me pedía medio morderlo y fue cuando ella ya no pudo más y con sus piernas me abrazo mientras gemía fuertemente, ella dio un respiro y me abracé a ella, teníamos el tiempo contado por eso volví a bajar a ese río de jugos que me incitaban a penetrarla, me quite la ropa y pasé mi pene por su boca, era una locura me estaba haciendo la mejor felación en mucho tiempo, estuvo jugando con mi miembro un rato hasta que decidí que era momento de penetrarla, la desamarre y empezamos a saciar nuestros bajos instintos, al entrar a su vagina me extraño la forma en que me arropaba, era una delicia como si estuviera hecha para mi, una posición tras otra con la simple señal de una nalgada se hacían los cambios, era una diosa en la cama esta mina parecía que mi vida se iba en ese ir y venir, nuestros cuerpos sudorosos chocaban pero a la vez se entendían; no sé cuánto tiempo pasó hasta que estalle dentro de ella por tercera vez y nos dimos un largo beso, ella se quedó dormida en mis brazos y yo solo la abrazaba, tenía quizás mucho tiempo que no dormía tan rico.

El golpeteo de la puerta me aviso que ya se me había hecho tarde, me paré para atender y me di cuenta que eran mis padres que me esperaban para ir almorzar, solo recuerdo decirles que me bañaba y enseguida los alcanzaba, se marcharon y yo solo la busqué a ella pero no la encontré, tampoco estaban sus maletas, solo una pequeña carta con más faltas de ortografía que esta misma historia, ella decía que se tuvo que marchar y que pronto nos encontraremos para ahora si poder huir juntos como se lo había prometido, al salir de bañarme me di cuenta que la habitación olía a pasión, a sexo puro e infidelidad, pero ella no estaba.

El día pasó como debía y yo solo quería buscarla aunque sabía que era mejor no encontrarla, salimos de ese bello lugar hasta llegar a Guadalajara donde tenía que hacer la entrega de lo recolectado, mis padres decidieron regresarse en avión por una emergencia, yo entregue el encargo en Chapala que fue dónde entregue el auto y me dieron mi boleto de avión regreso a casa, esperando la partida de mi vuelo estaba tomando una tizana de manzana con canela cuando unas manos cubrieron mi rostro, por el Dior que utilizaba supe que era ella y solo sonreí, ella me dio los dos besos más ricos que me han dado, caminamos de  la mano como dos enamorados para partir a nuestro nuevo destino, yo decía cuanto la extrañaba y ella me decía cuanto me quería...


-Krudios