4.08.2017

Entre sueños...


Aún me sentía adormilada, realmente estaba soñando.  A unos pequeños gemidos de nerviosismo, siguieron otros, más pausados, a la par que placenteros. Inconscientemente, lleve mi mano derecha a la zona de mi sexo, introduciéndola, con delicadeza, retirando un poco las panties de encaje color violeta. Con la yema de mi dedo corazón, comencé a masajearme, en pequeños círculos que se iban agrandando, llegando a introducirlo más profundamente, acompañado del índice.
Los movimientos se hacían más y más frecuentes, más rápidos y más profundos, seguidos de vehementes agitaciones de mi cuerpo, a izquierda y derecha, arriba y abajo. Arqueando mi espalda, no pude evitar que la mano izquierda avanzara hacia uno de mis senos para acariciarlo, rozando, con suavidad, mi pezón. Y entre todo ello, la imagen de Andrea se había instalado en mi cerebro.
Andrea, mi amiga de toda la vida, la que me había acompañado en los buenos y malos momentos, la que me había presentado a mi primer novio. Andrea, la de aquel pelazo negro que llegaba a mitad de la espalda,  la de cuello de porcelana y mirada profunda de ojos rasgados. Aquella de, cuyo cuerpo, me sentía profundamente enamorada. Andrea aparecía en aquel sueño que me había llevado a un momento de éxtasis total.
El teléfono vibró sobre el buró.

Aquel sonido me sacó del trance, notándome humedecida y viendo como mi pecho quedaba al descubierto. Era Andrea, un mensaje avisando que estarían en el bar su novio, ella y algunos amigos. "No tardes en venir, ya estamos todos" No, no tardaré en ir... Solo un poco más.