10.25.2016

Adictos al click

Hace años, cuando ingresé a trabajar en una entidad pública, tuve muchas más restricciones en el internet que cuando estaba en una empresa privada, donde, prácticamente podía ver de todo y a toda hora.

Recién cuando entré estaba todo cerrado, prácticamente sólo podía entrar a las páginas de gobierno y la intranet, y en aquellos años no existían los teléfonos inteligentes... ok, sí existían, pero yo no tenía uno. Entonces empecé a utilizar el Outlook para comunicarme.

Aunque el Outlook se puede configurar para mostrar alertas cada que llega un correo, esto puede resultar impráctico si se está usando como chat, porque a cada rato salta la ventanita, y además de estorboso resulta muy placa... la mejor opción es estar revisando a cada rato si ha llegado un correo nuevo.

Hasta que un día leí un artículo que mencionaba esta conducta como una especie de adicción. En resumen decía que somos como ratones, apretando una palanquita con la esperanza que en algún momento nos caiga una recompensa, pero en lugar de comida, nosotros recibimos un correito.

Momento incómodo: los pasados quince minutos, ¿cuántas veces revisaste tu bandeja de entrada, celular o pantalla buscando una nueva notificación?

Me acuerdo cuando todo era desktop, hasta la noche se conectaba uno para revisar las notificaciones en hi5; ahora hasta tienes la opción de seguir a alguien y que te avise cuando esa persona acaba de subir, por centésima ves, su malteada azucarada del Starbucks, para que vayas corriendo y, de chistosito, dejes algún comentario "sarcástico".


Desde que leí ese artículo, me rebelé y decidí parar esa actitud, ¡hoy soy un hombre nuevo!, ¿usted quiere ser un hombre nuevo? ¡Es muy fácil!, sólo tiene que comprar mi curso Como dejar de ser un ratón de computadora, y en veinte sencillos pasos, usted será mejor persona.


Ja, no, pero si evito estar revisando a cada rato, ya no la bandeja del Outlook, pero sí la pantalla del cel, o la sección de comentarios del emBrión, en cambio, me propuse una dinámica que evita me distraiga: me pongo pequeñas metas simples, casi ridículas, tipo "voy a trabajar sin ninguna interrupción hasta que termine esta canción que estoy oyendo", o "no voy a dejar de trabajar este archivo hasta que termine determinado proceso", y viera usted, parece consejo del Director Skinner, pero sí me ha funcionado, al menos me hace sentir un poquito menos como si fuera un ratón entrenado de laboratorio...

Ahora voy a esperar sus comentarios, para que mi cerebro libere dopamina.




Cortesía de Null