Hoy por la mañana sonó la alarma de mi bonito reloj Lego de Boba Fett, la pospuse un par de veces, con la mañana lluviosa y fría no daban ganas de salir de la cama, me habría gustado quedarme envuelto en las cobijas, solo así, sonriendo al pensar en los infelices que tuvieron que salir a la calle, al frío, a la llovizna, al trabajo o la escuela, pensé quedarme en cama, abrigado, cálido, llamar a la oficina y reportarme enfermo, con el frío es muy fácil adquirir algún virus, decir que no podía ni respirar, que la tos me mataba, que no podía salir del baño y tenía ya la cola rozada de tanto defecar, tantas excusas que se me ocurrieron, pero esa intención duró unos cuantos minutos, al final salí de la cama, entré a la regadera, me vestí y salí, salí a la calle, al frío, a la llovizna, al trabajo y me odié por ello, me odié tanto que pensé escribir este post.
Creo identificar muy bien los muchos defectos y las pocas virtudes que poseo, pero hay algo que no logro ubicar en alguna de esas dos categorías, alguien diría que es una virtud, yo pienso a veces que es un gran defecto, verán, hace tiempo leí un artículo sobre como, dentro del desarrollo de nuestra etapa infantil, aprendemos a mentir, que se trata de un mecanismo de defensa contra algunas situaciones que pueden resultar peligrosas o incómodas, y que es natural en las personas, a mi nunca me ha parecido tan natural ¿por qué? la razón es bien simple, jamás aprendí a hacerlo, sí ya sé lo que están pensando, que seguramente miento, pero tristemente no es así, cuando intento mentir se nota a simple vista desde la luna, se me ocurren excusas geniales, intrincadas e indescifrables, como diría el buen Sheldon Cooper, pero simplemente carezco de la capacidad de hacerlas creíbles, me pongo nervioso, me sudan las manos, me gana la risa, miro esquivamente a todos lados, y termino pensando "no mames, mejor dí la verdad", triste situación.
Es aún más triste porque representa un dilema moral, es decir, soy un tipo honesto por el simple hecho de que lo soy, o lo soy porque sé que no tengo la capacidad de ser deshonesto, nunca he sido infiel, si lo fuera no podría mentir con la naturalidad con la que lo hacen algunas personas, conocí a alguien que con toda seguridad y firmeza mentía sobre ese incómodo asunto, me había puesto el cuerno, yo lo sabía, tenía pruebas fehacientes y me contaron una historia con tal convicción que por un momento dudé de mi certeza, en mi caso me imagino la escena "¿dónde estuviste? -con mis cuates- ¿con quién? - con fulano... y mengano...- ¿y dónde estuvieron? -pues verás... fuimos a... ya sabes... por una cerveza... a.... ahí donde siempre vamos... y... y... y... no es cierto, me fui con una chava", así que evito ser infiel, pero... ¿lo evito porque soy 'fiel' o porque no puedo ocultarlo? Algo así como la gente asidua a las iglesias, si no existiese la amenaza del infierno ¿cumplirían los preceptos que su religión les impone?
Trabajé hace tiempo en una tienda, hacía una lista donde anotaba con fechas "1 cigarro, 1 coca, 1 crujitos" y al llegar mi pago hacía mi cuenta y dejaba el dinero en la caja ¿lo hacía porque soy honesto o porque si no pagaba y me cuestionaban no podría negarlo aunque no hubiera prueba alguna? Quien me conoce sabrá que soy un poquitín afecto a las bebidas alcohólicas y alguna droga, nada de cuidado, la situación es que alguna vez he tenido que abandonar las misiones por tener cosas que hacer muy temprano al día siguiente, mi hermano menor me acompaña a veces, y más de una vez me pidió evitar que mi madre se enterase de que él estaba ahí, como ya se imaginaran, mi madre terminaba deduciendo la verdad y quedaba como un vil soplón. Y el caso con el que inicié, mentir para no ir al trabajo, nunca he podido hacerlo, he ido a trabajar 'en vivo', es decir, de la fiesta al trabajo pasando solamente por la ducha, he ido a trabajar con gripe, con diarrea, hasta con bronquitis, para que pueda llamar al trabajo y reportarme enfermo necesito estar incapacitado para ir, como aquella vez que tuve síndrome vertiginoso, cuando me disloqué el tobillo o cuando me fracturé la mano, algo realmente grave, o por alguna eventualidad, como cuando falleció mi padre.
Aclaro que no evito todas las mentiras, hay algunas tiernas, como cuando mientes a los niños para que obtengan juguetes o dinero a cambio de dientes, para esos casos, cuando la mentira se hace necesaria mi único recurso es la omisión, evito hablar del tema, cambiar de conversación, si alguna vez algún niño me preguntara directamente no tendría más remedio que contarle la verdad, lo hice una vez, mi hermano 7 años menor me cuestionó sobre ciertos magos orientales y no pude negarlo, no pude mentirle, lo intenté, lo juró, pero no lo logré, terminé mostrándole sus regalos y le pedí que le mintiera a mi madre sobre el hecho.
Es mi problema, ser totalmente transparente, ser evidente, si miento se nota, si alguien me cae mal se nota, si algo me disgusta se nota, será por eso que lo que más detesto de la gente es la mentira, la hipocresía, la deshonestidad.