6.30.2017

Sin dinero...

Hace unos días los comentaristas de elembrion hicieron burla a uno de los columnistas porque usó determinada cantidad de dinero como ejemplo de un cantidad alta, y eso se tradujo a serie de comentarios aspiracionistas, aunque la verdad es que a ninguno de nosotros nos gustaría admitir que somos o nos sentimos pobres.

La microeconomía utiliza el supuesto de no saciedad, es decir, que mientras la curva de la restricción presupuestaria aumente, más consumiremos y aún así querremos gastar más. Pa' pronto, nunca vamos a estar satisfechos, siempre vamos a querer más y más cosas, desde viajes en yates con hermosos iraníes, hasta fiestas con exóticas y flexibles rusas.

Sin embargo el tema del post no va por ahí, sino en el sentido contrario. Yo creo que todos, al menos alguna vez en la vida, hemos estado bastante pobres. No quiero entrar en detalles de por qué o cómo es que llegamos a ese punto, no se trata de revictimizar o dar pie para discursos superacionistas. Aceptemoslo, todos, aunque sea por un par de días, y sobre todo cuando éramos chavos, hemos estado faltos de liquidez.

Tengo una anécdota curiosa. Cuando le di el primero beso a mi primer novia me bajé del microbús sin dinero (ella se quedó con mi cambio, que seguro no eran más de diez pesos), y aunque me di cuenta a los pocos minutos apenas me importó, pues iba yo muy dichoso, y como no era tan tarde pues decidí irme caminando, todo periférico... unos 30 km según San Google.

Por fortuna y como una gran coincidencia encontré a un amigo en su auto, estaba esperando a una persona que no llegó a la cita, y finalmente me dio un aventón hasta el CCH Sur donde pensaba talonear para sacar lo de mi camión, pero ya ni eso tuve que hacer, pues me encontré a unos amigos que hasta me invitaron a cenar unos taquitos.

Por supuesto hay otras anécdotas donde la falta de dinero quizá fue un poco más dramática. Sin embargo, y a riesgo de ser objeto de sus burlas terminaré comentando que esta semana, a un par de días de la quincena, estaba casi sin dinero, pero no me sentí pobre, no me sentí angustiado. Había suficiente comida en el refri, saldo para los pasajes y calderilla para comprar algún panecito para el café. A veces la pobreza puede ser tan relativa...

Cuéntanos, ¿cuándo te sentiste pobre?, ¿alguna vez se enfrentaron a la falta total de efectivo en una situación que lo necesitaban?



CORTESÍA DE NULL