¡Qué tal, mis queridos lectores!
Hacía un rato que no aportaba nada
para esta sección y este fin de semana estuve cerca de un lugar que, aunque ya
conocía, me dio gusto visitar.
Esta vez les hablaré del
Tepozteco. Para llegar a Tepoztlán, si se viene de la ciudad de México, se toma
la autopista del Sol, hasta la salida a Oaxtepec. Se toma esta vía hasta la
primera caseta y se sale al pueblo de Tepoztlán, llegando a una intersección
frente a una gasolinera, para llegar al pueblo se gira a la izquierda. Se toma
la calle principal que en esa parte se llama 5 de mayo, hasta llegar a la calle
de Revolución de 1910 donde se debe rodear el centro de la población, girando a
la izquierda. Se toma esta calle hasta la esquina con Arq. Pablo González donde se vuelve a girar a
la izquierda en la calle de Ignacio Zaragoza hasta llegar a la calle Del
Tepozteco, continuación de 5 de mayo y seguir hasta el fondo, donde se llega al
paraje de Axitla, donde comienza el ascenso al mágico Tepozteco.
La magia del Tepozteco no se
limita a su impresionante aspecto, sino que ha sido un verdadero sitio
ceremonial desde casi 1300 años antes de Cristo. Las tribus Xochimilcas que
poblaron este pueblo rendían culto al dios del Tepozteco Ometochtli-Tepoztécatl,
el dios del pulque, que regía la fertilidad vegetal y los vientos
(curiosamente, análogo a Baco o Dionisio para las culturas griega y romana
respectivamente), al cual se le erigió una pirámide en la parte alta, como si
fuera una especie de castillo o refugio, a donde acudían peregrinaciones de
lugares tan distantes como lo que ahora es Guatemala.
Cuenta la leyenda que una doncella
solía bañarse en la barranca de Atongo. Se decía que en las barrancas "dan
aires", pero la doncella no lo creyó; y así, al cabo de un mes se supo
encinta. La doncella se presentó a sus padres y, avergonzada, les confesó su
embarazo. Al nacer el niño, el abuelo
hizo varios intentos para deshacerse de él. En una ocasión lo arrojó desde una
gran altura contra unas rocas, pero el viento lo depositó en una llanura; en
otra ocasión, fue dejado cerca de unos magueyes, pero al poco tiempo las pencas
se doblaron hasta llegar a su boca, para darle de beber aguamiel. En otro
intento por deshacerse del niño, fue arrojado a hormigas gigantes pero éstas,
lejos de picarlo, lo alimentaron. El joven aprendiz de brujo realizó entonces
grandes prodigios y permaneció siempre protegido por el dios del viento. Liberó
al pueblo del sometimiento de un gigante con sus poderes y fue proclamado
dios-gobernante del pueblo hasta su muerte, por lo que se le erigió dicho
templo en su lugar de origen, en la punta del cerro Tepozteco, que hoy por hoy
es un importante atractivo turístico del estado de Morelos.
Tepoztlán es uno de los lugares
más enigmáticos del planeta, pues son habituales los avistamientos de OVNIs
–que han sido fotografiados en numerosas ocasiones– y los encuentros con
humanoides y entidades fantasmales. Estos fenómenos suceden, además, en un
entorno mágico donde todavía se practican milenarios ritos chamánicos y abundan
los enclaves sagrados como cenotes, grutas e incluso una pirámide.
Esta mágica población, de enorme
belleza, destaca por una serie de rocas que adornan sus montañas, y que parecen
haber sido labradas por las manos de un artesano. Al caer la tarde, semejan
cambiar de forma y no es rara la aparición de esferas luminosas que «brincan»
de cerro en cerro. Para los habitantes de Tepoztlán ésta es la forma mediante
la cual se comunican los enigmáticos montículos.
Dicen que en este lugar se siente
una clara y definida energía, ya sea que su origen sea endémico o simplemente
una reacción somática a la historia del lugar, su existencia es innegable para
mucha gente. Esto se aprovecha por diversos grupos para realizar meditación,
yoga, y para encuentros chamánicos en los tradicionales temascales de los spas
locales. Asimismo, varias congregaciones católicas tienen en el pueblo sus
espacios de retiro y conventos. Lo que no se puede dejar de experimentar es el
trayecto a la pirámide, que resulta un pequeño viaje de encuentro personal y
espiritual, que ofrece una maravillosa vista de Tepoztlán y pueblos aledaños
desde su cima.
Debido a los diferentes climas, se
presenta una variedad de ecosistemas, en los que existen algunas especies
animales y vegetales de gran importancia, así como una variada flora que
permite adentrarse en la medicina tradicional, que aún en nuestros días tiene
gran arraigo principamente entre la gente adulta. En cuanto a la fauna
silvestre puedes encontrar Tejón, armadillo, tlacuache, zorrillo, cacomixtle,
ardilla, conejo e incluso coyote.
¿Qué tal? A mi parecer es un lugar hermoso, dejando la
cuestión mítica de él. Es una vista maravillosa a poco menos de una hora de la
ciudad y el pueblo también es precioso. Si van, no pueden perderse de las
nieves que son toda una delicia.